En el PSOE cunde el pánico de día y pande el cúnico por la noche. Eso explica el febril estado de agitación de sus más cualificados dirigentes, los nervios, la tensión, los espasmos y las sudoraciones. Y también explica que un personaje aparentemente consciente y orientado como Margarita Robles, número cuatro de la lista de Sánchez por Madrid, haya tenido el inmenso cuajo de afirmar que Feijóo ha pactado con Puigdemont convertir a Xavier Trias en alcalde de Barcelona.
El PP ha hecho cosas terribles, por lo que apoyar a un separatista como Trias para alcalde no sería nada extraordinario. El mismo Manuel Valls se largó a París tras romper Ciudadanos y apoyar a Colau para que no gobernara Ernest Maragall con el argumento de que así evitaba que Barcelona cayera en manos del separatismo. La teoría del mal menor.
En el caso del PP y Barcelona, el partido de Feijóo todavía no ha aclarado el sentido de su voto. Es cierto que podría convertir en alcalde al aspirante socialista, Jaume Collboni, que quedó segundo en las elecciones. Pero en ese supuesto se necesitaría el concurso de los comunes de Colau. Por esas mismas, también Vox podría impedir que Trias se quedara con la vara de mando. A socialistas y comunes sólo les faltan dos votos para alcanzar la mayoría absoluta y Vox ha obtenido dos concejales. Claro que a ningún socialista se le ha ocurrido apelar al partido de Abascal para impedir que el embajador de Puigdemont en el "interior" sea alcalde. De momento.
En Barcelona concurren circunstancias de difícil asimilación. Hay electores del PP y de Vox que se han decantado por Trias para echar a Colau y votantes del PSC que se han pasado a Vox y al PP asqueados por los tratos de Sánchez con los golpistas, por los indultos y por la reforma del Código Penal. Asqueados también porque su partido ha gobernado con Colau sin problemas y sumiendo a la ciudad en un estado lamentable.
Sea como fuere, doña Margarita, que se escandaliza porque la abstención del PP puede contribuir indirectamente a que Trias sea alcalde de Barcelona, calla que su partido pactó con Puigdemont hace cuatro años el control de la Diputación de Barcelona entre otras cosas para ponerle un sueldo a la señora de Puigdemont de seis mil euros al mes por presentar el programa de TV con menos audiencia de la historia. Y calla también que está a punto de hacer lo mismo ahora en la Diputación de Tarragona y en decenas de ayuntamientos de Cataluña. Es la "sociovergencia", una cosa más vieja en Cataluña que ir a pie.
Mal, pero que muy mal deben andar las cosas en el PSOE para que la señora Robles tenga que bajar al barro con acusaciones tan patéticas. Que Feijóo va a hacer alcalde al hombre de Puigdemont en Barcelona. Es que hay que reírse. El partido que ha pactado con Bildu, el partido de los amigos de Txapote, de los socios de Rufián y Junqueras, de los que dejaron tirado al juez Llarena en su pugna por extraditar a Puigdemont, esos mismos van y dicen que el PP va a pactar con JxCat la alcaldía de Barcelona. Están tan desesperados que les da igual todo. Quieren convertir en una traición a España que el PP no vote a favor del PSC y Colau. En el mundo desquiciado del socialismo la mentira es oro puro. Tienen tanto miedo a perder el poder que puede pasar de todo.
Por cierto, quien no va a hacer alcalde de Barcelona al candidato del PSC es ERC. O dicho al revés, quien hará alcalde de Barcelona a Trias es Ernest Maragall, que fue del PSC y sabe de qué va la vaina con los socialistas. Todo lo demás es propaganda fecal de la factoría de bulos del PSOE.