Todo puede pasar en política. Basta ver cómo pactan PP y Vox para no dar nada por sabido. Todo tiene que ser justificado con luz y taquígrafos. Se requiere hacer política en el mejor sentido de la palabra, o sea, conciertos y acuerdos que aseguren gobiernos estables para crear bienes en común. O sea entramos en una etapa política apasionante. Nadie, pues, se extrañe del pacto rápido e inteligente entre el PP y Vox en Valencia por un lado, y, por otro, la posible repetición de las elecciones en Murcia por no entenderse los dos partidos mencionados. Así es la cosa y así hay que aceptarla. Contrastes, contradicciones y paradojas son la sal de la política. Todo es posible, pero hay algo que el PP debería rehuir como si se tratara de la peste, a saber, los cantos de sirena de quiene piden un gran pacto entre PP y PSOE.
Por ahí van, por desgracia, algunas de las propuestas cuarteleras del viejo PSOE y, por supuesto, de sus voceros mediáticos. Bastaría que Núñez Feijóo pidiera la cabeza de Sánchez, que le sería entregada inmediatamente con ganas y delectación por los cuarteleros socialistas de guardia, para formar una gran coalición entre el PP y un nuevo PSOE. Ésta es en síntesis la propuesta que oiremos más de una vez, desde aquí hasta las elecciones del 23 de julio, por los enterradores del sanchismo. Pero, hoy, esta demanda no sólo llega tarde sino que es inviable, sencillamente, porque el electorado no sólo odia a Sánchez sino también desprecia al PSOE, incluidos los viejos rockeros de ese partido que ha estado callados cinco años, como bien ha denunciado Rosa Díez en este periódico, sin rechistar ante los mil atropellos contra la Constitución cometidos por Sánchez.
El PSOE nos ha llevado a una situación desastrosa en todos los ámbitos de la vida pública y, además, ha entrado de modo totalitario en nuestra vida privada. Y mal puede sacarnos de la quiebra, quien nos ha llevado al abismo. En mi opinión, a pesar de la profunda crisis institucional, económica y social que soporta nuestro país, es inviable esa gran coalición. Eso sería tanto como pretender salir del pozo al modo del barón Münchhausen: tirándonos de los pelos. Hoy por hoy, es una grosería ese tipo de propuestas cuando no una majadería
Por lo tanto, señores del PP, cuidado con esos cantos de sirenas, que se acercan mucho, siento decirlo, a eso que Núñez Feijóo ha demandado, con cierta dejadez jurídica, al PSOE: "Absténganse los socialistas y que gobierno la lista más votada". Eso, en mi opinión, ya no vale, entre otras razones, porque el PSOE deberá pasar un largo camino, un viacrucis, para regenerarse y volver a ser un partido decente. Democrático. Por el momento, pues, solo cabe felicitar a Núñez Feijóo por los pactos conseguidos y también por algunos de sus fichajes para las listas nacionales. Ahora ya solo falta que nombre equipos y preparen normativas para lo que se les viene encima. Y la gracia sería completa