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Nadia, nadie y Bildu

La ministra sólo quiere hablar de su libro. Su misión es impartir a los españoles la buena nueva que desconocen y ninguna otra.

La ministra sólo quiere hablar de su libro. Su misión es impartir a los españoles la buena nueva que desconocen y ninguna otra.
Nadia Calviño | Europa Press

Todos los políticos giran, pero algunos no paran de girar, y el presidente del Gobierno entra en la categoría de los imparables. En su acción giratoria es más un trompo incontrolado que un derviche en trance, y casi todos sus giros van en sentido contrario al que había dado antes. Después de que girar a la izquierda y girar luego a un lado y al otro no le sirviera para salvar la primera papeleta electoral, sino todo lo contrario, el último giro es sólo ardid de campaña: ha decidido que se centre en la economía. En realidad, más le valdría simplemente centrarse, porque si no se controla el centro de gravedad, los giros acaban en batacazo. Pero, en fin, quiere Sánchez que esto vaya de economía, de exponer los grandes logros y de convencer al público escéptico de que la vida le va muy bien, aunque perciba otra cosa.

Que la economía española va como una moto, es el lema, muy coloquial, del asunto y se ha decidido en el equipo de acrobacias que la moto tiene una conductora hábil de nombre Nadia Calviño. Vimos, antes del 28-M, que el presidente mudaba los trapos de Robin Hood con los que se había adornado un tiempo por el traje de gestor tecnócrata que circula por las altas esferas deslumbrando con sus éxitos. Todo para poder decir que sabe gestionar la economía mejor que la derecha. Pero se necesitaba un tecnócrata más creíble, de ahí la apuesta por Calviño, a la que se lanza al ruedo para que explique a los españoles las verdades del barquero en materia económica que no acaban de entrarles en la mollera. La lanzó el presidente con un juego de palabras: "Nosotros tenemos a Nadia y ellos no tienen a nadie". Aquí y allá lo han tildado de ingenioso.

La conductora de la moto económica tendrá todo el gran currículo que se quiera de alta funcionaria bruselense, pero la política requiere habilidades distintivas y distintas. Entre ellas, la de saber zafarse sin quedar al descubierto. Pero Calviño, cuando no quiere o no puede contestar, dice que no es experta en análisis político. Y cuando le preguntan por el Gobierno de coalición dice que no quiere hablar del pasado, sino del futuro. La ministra sólo quiere hablar de su libro. Su misión es impartir a los españoles la buena nueva que desconocen y ninguna otra. La han mandado a predicar a los infieles cargada con los datos macroeconómicos y las previsiones de los organismos, y va a ser tarea dura.

Va a ser tarea dura que se hable únicamente de lo que ahora quieren que se hable. No deja de haber distracciones. Como la que ha provocado el delegado del Gobierno en Madrid, hombre que no viene de su casa, sino de ocupar altos cargos en Moncloa, al que se le ha ocurrido atribuir a Bildu el mérito de salvar las vidas de miles de españoles. Tendrán que poner orden en el PSOE. A este paso la misión de Nadia va a ser en tierra de nadie.

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