Ya lo recuerdan: apártate que me tiznas. El refranero está repleto de alusiones, a ese modo de ser tan nuestro, cuya imagen más escueta la oímos a diario: en, y tú más, tan frecuente en niños, o, mira quién habló, ya en mayorcitos.
Y, por autoridad y universalidad, recordemos alguna advertencia como: ¿a qué miras la brizna que está en el ojo de tu hermano, y no adviertes la viga que está en tu propio ojo? [San Mateo 7 3 y San Lucas 6 41]; también, el que ve la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo [Miguel de Cervantes, El Quijote II, 43].
Todas estas expresiones, nos muestran qué fácil resulta apreciar los defectos ajenos, pasando desapercibidos los propios, quizás iguales o mayores. De aquí, la denuncia de farsantes [Mt 7 5 y Lc. 6 42].
¿Somos farsantes los españoles? Pues, no quiero decir que sí, y que todos, porque eso sería tan difícil como que nadie fuera farsante, o fariseo, o hipócrita. Se manifiesta por una lamentación externa ante el mal ajeno, cuando, interiormente, no es así.
Hace una quincena de días, diversos medios sentían angustia por la situación económica de los Estados Unidos, ante el peligro de desembocar en una quiebra que impediría hasta pagar los salarios de los funcionarios. ¡Qué pena; un país que fue líder económico del mundo libre! Se lamentaban.
Su problema venía del endeudamiento. Y esta era la opinión de España, no lo olvidemos. Es cierto que E.E.U.U. tienen contribuciones astronómicas a organismos internacionales, consecuencia de haber asumido el papel internacional de garantes de la libertad, aunque la deuda era preocupante.
La curiosidad me llevó a comparar ese endeudamiento de E.E.U.U. y el correspondiente a España. Para ello, basándome en datos estadísticos de la O.C.D.E. entré en la comparación y el resultado no pudo ser más expresivo: la deuda de E.EU.U. en 2022, ascendía al 144% de su PIB; francamente, muy elevada.
La deuda española, no para 2022, porque en España siempre vamos tarde, sino para 2021, ascendía al 143% del PIB, o sea, prácticamente igual a aquel horror que lamentábamos; y, gracias que no teníamos la de 2022, porque en un año de Gobierno de Sánchez, la deuda sobre PIB, puede haber sobrepasado a la de Estados Unidos según la O.C.D.E.
Lo envidiable es que USA siente los problemas de esa deuda, porque para evitar la quiebra, necesita incrementar el gasto, precisando la autorización del Congreso.
Una institución, ésta, sin disciplina de voto, por lo que, el presidente de los E.E.U.U. nunca tiene asegurada la autorización. ¡Que envidia! ¡Eso es democracia!
Aquí el presidente incrementa el gasto, y con él la deuda, cuando le viene en gana, sin que nadie, salvo la justicia exterior le pida cuentas. Que tenemos embargados inmuebles en el extranjero por deudas impagadas desde 2011, siendo presidente Rodríguez Zapatero, no importa; ¡somos los mejores!
Esto sí que es lastimoso para una España que trabaja. Aunque la viga en nuestro ojo, no impide sentir lástima por la brizna en el ojo americano. ¡Toda una farsa!