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Pablo Planas

Barcelona y la cara de rana de Feijóo

Falta saber con quién estarán los socialistas en el caso de que PP y Vox gobiernen España y los separatistas reanuden el 'procés'.

Falta saber con quién estarán los socialistas en el caso de que PP y Vox gobiernen España y los separatistas reanuden el 'procés'.
Alberto Núñez Feijóo. | David Mudarra

Era importante que el Ayuntamiento de Barcelona no cayera en manos de los independentistas de Junts y ERC, aunque eso suponga mantenerla en las manos de quienes la han conducido a la ruina en los últimos años. El PP no tenía opción. Entre abstenerse y facilitar la alcaldía de Xavier Trias o votar al candidato socialista Collboni no había color. El apoyo de los populares al dirigente del PSC dejaba en manos de Colau el veredicto final. Y la exalcaldesa ha hecho lo que tenía que hacer para mantener a sus amigos y correligionarios chupando del bote. Eso sí, con un cierto disimulo, como haciendo ver que si no podía ser alcaldesa pasaba a la oposición. Sí, sí, tal cual. Ella es Manuel Valls, no Daniel Sirera.

El PP no se ha cargado dos pájaros de un tiro, aunque en los precipitados acontecimientos del sábado pareciera que su voto lo mismo servía para eliminar a Trias que para liquidar a Colau. De lo primero no hay duda. Trias es historia. Pero Colau sigue ahí. Collboni ya le está haciendo la pelota y ella se deja querer. De entrada, el sottogoverno municipal no cambia. Y en unas semanas o como mucho dos o tres meses, cuando se haya estabilizado la situación política nacional, los concejales de Colau reingresarán en el gobierno local. De hecho, en el comunicado en el que anunciaban que votaban gratis a Collboni y pasaban a la oposición ya decían que trabajarían desde la oposición para formar un gobierno progresista. Y en esas está también Collboni, que es lo primero que ha declarado en las entrevistas protocolarias de rigor.

Es de suponer que tanto Alberto Núñez Feijóo como Daniel Sirera no se creyeron a los socialistas que les dijeron que Colau no estaría en el próximo gobierno municipal de la capital catalana. Si algo tienen los dirigentes socialistas es que nunca defraudan y si te pueden engañar lo hacen con regocijo y sin remordimiento, cargando la suerte y recreándose, como el escorpión y la rana de la fábula de Esopo. Es inevitable, está en su naturaleza, son así, no tienen enmienda ni remedio. Que Collboni va a gobernar con Colau o con quien ella designe está tan claro como que Colau gobernó con Collboni y los socialistas los últimos cuatro años. Lo único que ha cambiado es el alcalde y la única duda estriba en si Colau va a aguantar como teniente de alcalde o alcaldesa en la sombra o se buscará otras ocupaciones. Depende de lo que pase en las generales, a las que no se presenta porque ella aspira a ministra, no a diputada.

De modo que no han pasado ni dos días y socialistas y comunes ya trabajan en un pacto que incluya a ERC a ser posible mientras que Puigdemont y los suyos negocian con los socialistas mantener su acuerdo en la Diputación de Barcelona. Porque esa es otra, los casi 1.300 millones de euros que PSC y Junts gestionan al alimón en la entidad provincial. Eso sí que es una jugada maestra. Hay que recordar cómo Margarita Robles e Isabel Rodríguez (la portavoz) se indignaban diciendo que Feijóo iba a hacer alcalde de Barcelona a un hombre de Puigdemont y cómo caló en los medios esa campaña, la del PP aliado de los golpistas tras haber criticado los pactos de Sánchez con los golpistas. La realidad es que el PSC ha pactado las diputaciones de Lérida y Tarragona con ERC, la de Barcelona con Junts y está a dos minutos de dar entrada a los comunes en el equipo de gobierno desdiciéndose de las promesas a Sirera.

Sin embargo, todo esto se sabía. No es nada nuevo. Y al PP no le quedaba más remedio que apoyar a un alcalde socialista en Barcelona si no quería que la campaña de las generales quedara condicionada por una supuesta entente entre Feijóo y Puigdemont más falsa que un euro de madera pero eficaz en los medios. De todos estos pringosos episodios queda claro que el PP no está con los separatistas. Falta saber con quién estarán los socialistas en el caso de que PP y Vox gobiernen España y los separatistas reanuden el procés. En esa hipótesis, ni cotiza que a Feijóo se le va a poner cara de rana mientras Pedro Sánchez se preguntará con los morritos salidos y ojitos de pitiminí en qué ha mentido él a los españoles.

Es lo que hay, pero hay que disfrutar del momento. Un pijoindepe ha perdido la alcaldía de Barcelona y va por las esquinas diciendo "que us bombin", que lo mismo se puede traducir por que os zurzan, os den u os follen. Inenarrable espectáculo. Ya nos preocuparemos mañana de que nada ha cambiado en Barcelona salvo para Collboni.

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