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Pablo Planas

El listo catalán

Toda una vida al servicio de Pujol resumida en un exabrupto. No da para más. Ni la situación ni el personaje.

Toda una vida al servicio de Pujol resumida en un exabrupto. No da para más. Ni la situación ni el personaje.
El presidente, Pere Aragonès, saluda a Xavier Trias. | EFE/ Enric Fontcuberta

Xavier Trias es algo así como el último mohicano del pujolismo, genuino representante de la rama Upper Diagonal, depurado ejemplo del catalanismo que habla español en privado y ex esperanza blanca del independentismo en Barcelona. El hombre, médico de formación, pediatra de la sanidad catalana, exconsejero de Sanidad y de Presidencia del gran Pujol del 3% y exalcalde blandito de Barcelona, todavía no sabe a ciencia cierta qué pasó el sábado pasado, cuando Collboni le arrebató la alcaldía en una "jugada maestra" de tremendo tahúr. Desde entonces, Trias se pasea por los medios denunciando que Collboni le ha engañado. Sí, de no creer. Que dice Trias que un socialista le ha timado. Pues vaya novedad.

Trias, que se presentaba como un especie de caballero del sur, todo elegancia, amabilidad y savoir faire, se puso hecho un basilisco en la solemne sesión plenaria y mandó a todo el mundo menos a los suyos a tomar por la retambufa, pero en catalán, que suena más fino: "Que us bombin a tots!". Sus hijos han hecho camisetas con la frase. Es el legado de Trias. Eso mismo lo dice Colau y tendría que haber pedido asilo político en Madrid. Que us bombin... Toda una vida al servicio de Pujol resumida en un exabrupto. No da para más. Ni la situación ni el personaje.

Sostiene este "senyor de Barcelona" que sólo se olió la tostada una hora antes del pleno, cuando trascendió la nota de los de Colau diciendo que votaban a Collboni. En cuanto al PP, todo el mundo sabía que votaría a favor de un alcalde socialista en aplicación de la teoría del mal menor. Sorprende que alguien tan desnortado, desinformado y despistado haya estado a punto de conseguir la vara de alcalde. Dicen que su fallo fue anunciar que había llegado a un acuerdo con ERC para formar un gobierno en minoría. Si el PP tenía dudas sobre el sesgo independentista de Trias, la alianza con ERC las despejaba por completo.

Y es que Trias pidió el voto diciendo que no era independentista. O sea que sí que lo era porque el Estado le había hecho así pero que lo que pretendía era recuperar el orden y la limpieza en Barcelona. El personaje es netamente barcelonés, cuadra en el estereotipo de pijoindepe de Sarrià-Sant Gervasi, el reverso del Pijoaparte del Carmelo. Está tan 'empreñado' el hombre que hasta ha revelado conversaciones privadas con Collboni y Daniel Sirera, el del PP, en las que ambos le habrían prometido llamarle si había alguna novedad durante la negociación de los pactos. Tal cual. Dicen que Pujol se fijó en él precisamente por ese tipo de salidas.

También alega nuestro hombre que el PP le debía una reparación por lo de la cuenta falsa en Suiza, un asunto de 2014 al que Trias atribuye su derrota frente a Colau. Falsa o no falsa tal cuenta, en 2017 su apellido apareció en los "Paradise Papers". Y claro, que un colaborador de Pujol vaya por ahí dando lecciones de honradez como que se sostiene poco.

En fin, que entre socialistas, comunes y populares le hicieron una "trastada", según declaró en La Vanguardia. ¿Una "trastada"? Qué fino en Can Godó. Ni Collboni, ni Colau, ni Sirera debían ser los más listos de sus clases, pero a Trias y a sus amigos les han dado sopas con ondas confirmando la teoría de que si el golpe fracasó fue porque estaba en manos de auténticos tontainas y pijeras.

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