Menú

No es decepción, es ansiedad

Para muchos españoles, Sánchez no ha engañado a nadie, ha hecho lo que se podía esperar de él.

Para muchos españoles, Sánchez no ha engañado a nadie, ha hecho lo que se podía esperar de él.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez | Europa Press

Parece ser, por lo que dicen, que en algunos círculos, hay españoles que se sienten decepcionados con el presidente Sánchez. Quizá sea que la excesiva lealtad… llámenle como quieran, puede conducir a ver lo que no es, privando de la facultad para ver lo que sí que es.

Si lo fueron de buena fe, son dignos de compasión, pues bastante tienen con digerir la decepción, que otros no tenemos. Porque, para muchos españoles, Sánchez no ha engañado a nadie, ha hecho lo que se podía esperar de él.

Que la colección de mentiras, embustes, falsedades… suponían engaño al pueblo, incluso traición a la Nación, mediante pactos de gobierno, de quien había jurado fidelidad a aquellos principios, no puede extrañarnos, porque su objetivo era el poder per se.

Cuando un señor, se permite presentar una tesis doctoral con plagio abundante, sin sonrojo alguno, y explica, ante las denuncias del caso, que mirará a ver qué es lo plagiado, cualquier persona de buen juicio concluirá que, no sólo es que la tesis adolecía de plagio, sino que ni siquiera fue él quien realizó el plagio, por lo que debía consultar para poder responder; desconocemos todavía hoy la respuesta.

De tal señor, no pueden esperarse ideas, no ya brillantes, que no es necesario que sean, sino ideas meditadas, racionales y capaces de constituir las bases para una acción de gobierno a la que se había comprometido. ¿Qué queda de la España que recibió Sánchez? Aquí, sí que hay respuesta: todo lo que debe eliminarse, mejor pronto que tarde.

Mucho antes de Sánchez, los españoles habíamos conseguido que España dejara de ser el país de mañana, como plazo para cualquier compromiso; de un mañana, que, para los foráneos no equivalía, sorprendentemente, al tomorrow, demain, morgen, domani… sino que indicaba, simplemente, un tiempo de futuro indeterminado.

Fue un cambio de mentalidad de los españoles, valorando el tiempo, lo que hizo poder ser vistos como una nación en la que mañana, para todos, significaba ya veinticuatro horas después.

Pues bien, tras aquel esfuerzo que supuso el cambio, el progresismo sanchista ha vuelto a establecer que en España no importan los plazos. Todo se pospone. Hay casos en los que, por educación, se piden disculpas, pero en otros, se da la callada por respuesta; ya verán que no lo hemos cumplido.

Este deterioro, además, no es por perfeccionismo, sino por incompetencia. Por ello, nada de extraño tiene que, un documento, se vea seguido tiempo después por una Addenda, cuyo contenido debió figurar en el primero, pero que no lo hizo.

Así, finalmente, ha visto la luz –Consejo de Ministros del 06.06.2023–, la Addenda del Plan de Recuperación, para su remisión a la Comisión Europea, a fin de conseguir fondos de Bruselas. Aunque de los recibidos, aún no conocemos al último perceptor.

Una Addenda, con unas medidas que, además, Fedea considera que apuntan en la dirección contraria a la que sería deseable, y eso con un gobierno ya en funciones.

Por esto, no es decepción por lo hecho, es ansiedad de que se vaya.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal