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El pasmo ciudadano

Lo único que distingo entre la polvareda es que la democracia, la española y las demás, son cada vez más un cachondeo.

Lo único que distingo entre la polvareda es que la democracia, la española y las demás, son cada vez más un cachondeo.
La candidata del PP en Extremadura, María Guardiola, durante un acto de campaña. | Europa Press

Tengo que confesar que estoy pasmado. Esta semana nos ha regalado estupefacción ilimitada y empezamos a comprender que pintamos menos en esta democracia que, como dijeron Tip y Coll en un libro, Adolfo Suárez en Australia, afirmación surrealista porque Suárez nunca ha pintado menos que en España. Pero luego lo explicaron: "Porque si es usted un animal debería vacunarse contra la rabia. Si es usted una cosa debería vacunarse contra el sarampión. Y si es usted una persona debería vacunarse contra el Gobierno. Pero no hay duda. Usted no es nadie". Exactamente. Lo que queda de España y de la democracia es tan minúsculo que los que nos empeñamos en seguir siendo personas con derechos, deberes y criterio no salimos ya de nuestro asombro, una trampa mortal que nos retrae, nos paraliza y finalmente nos liquida.

Mi pasmo, por poner algunos ejemplos, se inició en mi querida Extremadura, tierra de mi padre. Lo de la señora Guardiola, jefa de un PP que pierde las elecciones ante ese Vara no tan verde y con la buena suerte echada. Teniendo la oportunidad de gobernar con el cojonero, venga, vale, Vox, va y le entrega los trastos de control al PSOE. Es para pegarse una vacación completa llorando sin parar. Las cosas que ha dicho esta Yolanda Díaz que se dice de derechas hace pensar que lo que fragua es seguir la consigna gutural de su líder, el bífido Feijóo, de dejar gobernar a la fuerza más votada, contra la práctica habitual y la democracia plural en la que la forja de mayorías es lo que hace los gobiernos en España.

Ni siquiera parece haber reparado en que nos gobierna la mayoría monstruosa de Pedro Sánchez que cede lo que sea para hacer lo que quiere. Se lo ha recordado hasta Isabel Diaz Ayuso, qué pena tan grande que no sea ella la que se presente de candidata a las elecciones generales, que es lo que nos pide el cuerpo a millones de españoles. Para esta María de los guardias del PSOE, Vox es peor que Bildu, peor que Esquerra, peor que Puigdemont, peor que todo aunque el PP pactara con estos infames en Valencia y lo haga en Aragón o donde sea. Espero que Extremadura no la perdone jamás y deseo que dimita de forma inmediata antes de su martes próximo de penitencia por joder la marrana, que de eso se sabe en Extremadura.

Pero mi pasmo creció por momentos cuando comprobé con mis propios ojos que el presidente del gobierno, el trolero Pedro Sánchez, comenzaba a entrevistar a los ministros que él ha nombrado. Así continuaba su trayectoria de mentiras nada arriesgadas por cuanto a ver qué ministro, ministra o ministre se atreve a llevarle la contraria. El baboseo de sus subordinados y las protestas del entrevistador por los elogios dan tanto ascopena, que dice Fernández Úbeda, que aquí lo subrayo con los Álvarez Quintero cuando inventaron el adiós más cruel del que se ha oído hablar: "que Dios los "ascopañes".

El agigantamiento de mi pasmo se debió a Francisco, ese Papa, el que parece feliz cuando se reúne con los comunistas y bolivarianos de todo pelaje pero que no simpatiza con el catolicismo de Santa Teresa. Tras su famoso anatema al alcalde de Madrid, al que bautizó como "el heredero de gran Manuela" (comunista apóstata ella) y varias recepciones más teñidas de rojo sangre como la Gustavo Petro, el verdugo amante del Muro de Berlín, le ha llegado el turno al heredero, este sí, de la dictadura de Fidel Castro. Miguel Díaz-Canel. Le pidió por intermediario y hace meses que liberara 1.037 presos políticos que se pudren en las cárceles de Cuba, pero ni puto caso. Y aun así, va y lo acoge, sin mencionar a los presos ni los crímenes de su aliado persigue-obispos, Daniel Ortega, en Nicaragua. Qué asquito de estupor que me tragué.

Creía que no me quedaba sitio para más pasmo, pero en esas va el mentor de la Wagner, el mafioso amigo del mafioso Putin, y, en plena invasión de Ucrania, saca la patita paramilitar y amenaza con una marcha fúnebre sobre Moscú. El Mundo tituló: Putin se ha largado del Kremlin o algo así, que luego resultó que vaya usted a saber con la cantidad de dobles que dicen que tiene por si a alguien le da por dispararle en público.

Dice mi amigo Boris Cimorra, ruso de nacimiento y español de sangre al que nadie llama, ni atiende, ni escucha ni consulta a pesar de ser un experto de verdad en esta ruleta rusa: "Es ya un inicio de la caída de Putin. Todo depende de quién gane a quién, la cúpula militar o la de FSB (léase servicios secretos). O, incluso, se unen entre sí, de alguna manera, los más previsores de ambos bandos, para desbancar al Jefe de la Banda que ya no les proporcionan ningunos beneficios, sino todo lo contrario". Y entonces, ¿qué pasa con la guerra de Ucrania y sus víctimas? ¿Ha terminado? ¿Cómo? ¿ Y del gas y el petróleo? ¿Y de los pobres rusos que van de dictadura en dictadura y de mafia a mafia?

Lo dicho. Preso del pasmo estoy. No soy nadie. No entiendo nada. Lo único que distingo entre la polvareda es que la democracia, la española y las demás, son cada vez más un cachondeo. Tendré un golpe de calor, supongo, o el pasmo del inocente del que habló la Zambrano que fue experta en culpables. Ahí dejo el enigma.

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