
Que te vote Txapote, por supuesto. Que te vote Parot, Gadafi e Iñaki Bilbao. Que te vote Yolanda, la de los 20.000 euros para convertirse en la madresita de los adolescentes; Urkullu, el gestor de las cárceles vascas; y Rufián, el de los 18 meses en el escaño más largos de la historia. Que te vote Maduro, Ortega, y el Castillo de la incapacidad moral, y el Petro que se lamenta en Alemania por la caída del Muro. Que te vote Pam, Pim y Pum. Que te vote la gorda que aplasta y viola a un tirillas en uno de los mil anuncios grotescos y zafios de tu Ministerio de Igualdad, que las que pasaste por Photoshop en el spot de la playa no te van a votar. Que te vote y te devuelva el móvil Mohamed VI, y que te vote Hibatullah Akhundzada, Abu al-Hussein al-Husseini al-Qurashi, y hasta el hijo de la Tomasa para que no avance "el discurso del odio".
Que te vote Greta Thunberg y sus catamaranes verdes, George Soros y sus mafias de inmigrantes, y Ursula von der Leyen y sus peajes a las autovías, que pagaremos todos por tu infinita incompetencia. Que te vote Joe Biden, el de tu reunión en la cumbre de treinta segundos, y su niño Hunter, si logra distinguir papeleta de papelina.
Que te vote Bernie Sanders en memoria del Coma Andante, Otegui en homenaje al etarra Igor González, y Al Gore en recuerdo de sus osos polares de la agonía fake. Que te vote el violador de Lérida, el del estilete, el de la almohada, el de la capucha, el de La Paz, el de Tinder, y la manada de Son Castelló. Que te voten las feministas que quieren a las mujeres volviendo solas y borrachas a casa (a besar a sus gatos), con tu caterva de cerdos y asesinos sueltos por las calles.
Que te vote António Guterres y su ansiedad climática obsesiva compulsiva, Klaus Schwab y su cinismo woke, y Xi Jinping y sus purgas, sus laboratorios, sus murciélagos, y sus malditos pangolines. Que te vote Lukashenko, y Alberto Fernández y su Ali Ba Kirchner y sus 40 ladrones, y tu Lula, maestro de corruptos artesanales desde 1945.
Que te voten Redondo, Ábalos y González Laya, si tienen huevos –Bolaños, calienta que sales—. Que te voten tus asesores y amigos, esos a los que has enchufado, y que lo hagan antes de que te invada otro brote de cólera y sospecha —¿de quién te fías ya?— y los abandones en la cuneta como a todos los anteriores.
Que te vote María Guardiola, Macron, Merkel, y la legión de tontos útiles de la causa socialcomunista. Que te vote Roures, y Barceló, y Evolé, y Wyoming, y los comprados con las lonas de la vergüenza de la pandemia para periódicos en horas bajas e indignidades altas. Que te vote Òscar Camps, el tal Farray y Willy Toledo. Que te vote Eguiguren, Griñán, y Juana Rivas y las de la pancarta de la vergüenza. Que te voten tus menas, tus pelmas, y tus memas. Que te vote Iglesias, el elegante Alberto Rodríguez, y el Tito Berni y todos y cada uno de sus di-puta-dos.
Que te vote la Delcy y su baúl de la Piquer, Rodríguez Zapatero, ese inmenso intelectual, y sus amigos cocaleros. Que te vote Emmanuel Macron y sus planes de inmigración y sus barrios en llamas; que te vote Olaf Scholz y su energía verde y sus clases medias arruinadas; que te vote Josep Borrell y su detector infalible de cargos bien pagados, y Frans Timmermans y su obsesión contra el campo europeo, y Sanna Marin, que al menos salía mona en las fotos.
Que te vote Oscar López desde una suite de Paradores, Juan Manuel Serrano, si no quiebra Correos antes de las elecciones, y hasta Jordi Sevilla, cuyo silencio intentaste conquistar tantas veces con éxito descriptible. Que te vote Patxi López "pero a ti qué más te da", María Jesús Montero, acosadora profesional de las clases medias, Grande-Marlaska, el amigo de los animales en chirona, y Miquel Iceta, que te llamó "popstar de la política" y yo sospecho que quiere algo.
Que te voten okupas, maleantes varios, y todos tus empresaurios, que tiran la mano y esconden la piedra. Que te voten los de los chiringuitos de colores, y la chusma secesionista catalana, y Garzón y su huelga de juguetes y sus hamburguesas de hierba. Que te voten los de la harina de grillo que introdujiste de tapadillo en la comida española, los adoradores de sangre de Planned Parenthood, y Baltasar Garzón y Dolores Delgado, que son solo negocios, y el Junqueras, único preso que triplicó su peso en la cárcel, y Belarra y sus animales como dioses, y Nadia Calviño y la tribu del mandil, y esa gran velocista, Teresa Ribera, maillot verde en la Vuelta de Tuerca.
Que te vote, en fin, que te vote tu suegro, el de las saunas villarejas, y Begoña, cómo no, y todos aquellos que aún compren la inmensa trola de tu vida política. Y que todos los demás, la España real, simplemente te boten, te boten para siempre.