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El analfavoto de Irene

Fue Clara Campoamor, republicana pero nunca socialista, la que consideraba que en 1931 ya era urgente el voto femenino y que las mujeres siempre estarían preparadas para ejercerlo.

Fue Clara Campoamor, republicana pero nunca socialista, la que consideraba que en 1931 ya era urgente el voto femenino y que las mujeres siempre estarían preparadas para ejercerlo.
EFE

Si Irene Montero naciera mil veces y aprovechara la caridad de algún Bachillerato quizá leería antes a Victoria Kent o a Margarita Nelken que a Clara Campoamor.

La última aportación de la todavía ministra de Igualdad ha sido una crítica a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso:

"Si fuese por Ayuso las mujeres no podríamos votar o abrir una cuenta corriente porque era ‘lo normal’ y ‘lo normal’ no se cambia. Existiría el derecho de pernada y los crímenes de honor".

¿Y cuándo era normal que las mujeres no votaran? Pues hace bien poco.

Victoria Kent quería que las mujeres votaran, por supuesto. Pero cuando tuvieran conciencia "obrera" porque antes de eso sólo lo harían, lamentaba, obedeciendo a "sus maridos" o a la Iglesia católica. Porque, según Kent, las mujeres de entonces, las de 1931, no protestaban por nada ni tenían educación democrática y republicana, menos aún obrera, como para merecer algo tan importante como el voto. Para ser mujer consciente y con plenos derechos había que llevar el puño en alto. Y eso llevaba su tiempo. A ver si por conquistar un derecho se iba a fastidiar la fiesta tricolor reservada para la izquierda.

No ha cambiado casi nada para ellos. Sí para las mujeres y no precisamente porque puedan comprar compresas en la farmacia sin ruborizarse y decir "tengo la regla". Ese feminismo publicitario es el que se ha llevado los millones públicos del club de amigas pijas de Montero, de Pam, Lilith, Ione... El mismo que tiene como mérito perpetrar una ley que agrava el problema para el que se supone que fue redactada, la del sí es sí, la "ley sueltavioladores". Una proeza.

Fue Clara Campoamor, republicana pero nunca socialista, la que consideraba que en 1931 ya era urgente el voto femenino y que las mujeres siempre estarían preparadas para ejercerlo. Pensó que la II República sería el mejor momento por lo que tenía de cambio pero le tocó lidiar con lo peor de cada casa para conseguirlo y, después, lamentar aquella época. Enfrente siempre tuvo a Kent, Nelken y Prieto, guías del social-comunismo hasta hoy y, sobre todo, hoy.

Sin embargo, el PSOE, la izquierda en general, siempre ha querido apropiarse de Campoamor, republicana pero nunca socialista, como Alejandro Lerroux, y como todos aquellos para los que la izquierda no quería dejar sitio en la II República. Tanto fue así que el PSOE y la ERC perpetraron el golpe de Estado de octubre de 1934. Y tanto fue así que el Frente Popular hizo del pucherazo su seña de identidad en el 36 con tal de que la II República fuera suya y sólo suya. Qué mal votarían las mujeres en aquellas épocas de estreno de su derecho… Si ya lo decía Kent: no estaban preparadas.

Pero quien sí se parecía y parece mucho al PSOE y a los restos de Podemos no era Campoamor sino Kent y Nelken, las Pam y Montero si hubieran estudiado algo en algún recreo de lluvia. Que voten las mujeres cuando sean lo suficientemente independientes como para votarnos a nosotros, dirían. Y Ayuso pediría el sufragio femenino en 1931, como hoy denuncia el vicio de la izquierda por apropiarse de nuestras vidas. Y tendría en contra a las pijas moradas, reacias siempre a cualquier avance serio de la libertad.

En cuanto a los derechos de pernada y los crímenes de honor a los que alude Montero podemos dejarlos para esos que sueñan con azotar a mujeres periodistas y para los "patrocinadores" iraníes que lo hacen a diario y hasta la muerte. Caramba con el voto de las mujeres y de "sus maridos", que decía la Kent.

Por cierto, lo que dijo Ayuso y que desperezó una vez más la estupidez natural de Irene Montero fue:

"Todo se politiza. Se criminaliza la vida normal y se normaliza el crimen. Hay una inversión de valores total: un filete, un piropo, la letra de una canción, tu coche, ser hombre, criticar al Gobierno, tener un patrimonio, pensar diferente es un crimen. Okupar, la secesión, los insultos a la Corona, beneficiar con el ‘sí es sí’, delinquir avisando de que se va a volver a hacer es lo normal, es lo que tenemos que asumir como normal".

Y tiene toda la razón. En el PP madrileño respondieron rápido y bien. En Vox, a través de un tal José Luis Ruiz Bartolomé, prefirieron coincidir con Montero en la crítica a Ayuso aunque intentando cambiar la argumentación llevándola hacia la nada absoluta con referencia bíblica a los fariseos. Así están las cosas. Y como mar de fondo, la legislatura de la hidra y los piquitos políticos con y sin consentimiento.

Habrá que armarse de paciencia, argumentos y salidas. Sin tregua.

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