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Otegui lehendakari, Ternera consejero de Interior

Es lógico pensar que el lehendakari Otegui querrá rodearse de personas de su confianza en puestos claves de su ejecutivo.

Es lógico pensar que el lehendakari Otegui querrá rodearse de personas de su confianza en puestos claves de su ejecutivo.
Josu Ternera (i) y Arnaldo Otegi en el Parlamento Vasco en una imagen de archivo | EFE

Siempre he pensado que meterse en la mente de un terrorista para intentar encontrar una explicación mínimamente racional es un ejercicio absurdo e inútil. El terrorismo y quien lo practica es la expresión más descarnada de lo que es el mal: la utilización de la violencia, matar a personas, para conseguir unos fines políticos, sociales, religiosos, etc.

En el documental/entrevista No me llame Ternera realizada por el periodista Jordi Évole al que durante unos años fuera número uno de la banda terrorista ETA, José Antonio Urritikoetxea Bengoetxea, alias "Josu Ternera", este dice que el "culpable" de que murieran once personas —seis de ellas menores de edad— en el atentado de ETA contra la Casa Cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en diciembre de 1987 fue la Benemérita, porque siendo las Casas Cuarteles un objetivo declarado de la banda, explica Ternera, los guardias civiles tenían que haber renunciado a vivir con sus familias y sacarlas por tanto del recinto de una Casa Cuartel. Esto es lo que tiene ser un psicópata.

La misma acusación hace este individuo a la Policía Nacional, que, según él, fue avisada del coche bomba colocado en el parking subterráneo del Hipercor de Barcelona, que causó veintiún muertos en junio de 1987. Es decir, los coches-bomba los pone ETA, pero los "responsables" de los muertos son las Fuerzas de Seguridad del Estado. ¿Se puede ser tan inmoral? Al parecer sí.

Estos dos ejemplos relatados por el exjefe de ETA son muy significativos para llegar a la siguiente conclusión: una entrevista con un etarra, desde el punto de vista moral, ético, no tiene ningún valor para un ciudadano normal. No hablo del interés periodístico, que, en este caso, según varios testimonios de quienes han visto el documental proyectado este fin de semana en el Festival Internacional de Cine en San Sebastián, tampoco.

Un miembro de ETA que ha matado —Ternera dice que nunca utilizó la pistola para asesinar a una persona— o que ha ordenado matar a ciudadanos inocentes —este personaje estuvo en la dirección de ETA varios años, como número uno, número dos, con lo cual su responsabilidad es evidente— no puede transmitir ningún valor positivo a la sociedad, porque su vida no es ejemplo de nada. Lo único que debe hacer es pedir perdón a todas las víctimas, reconocer el daño causado, y cargar con su pasado el resto de sus días.

El problema es que, en el blanqueamiento de personajes como Josu Ternera, o de los herederos políticos de ETA, está empeñada una gran parte de la izquierda política y cultural de este País, de la misma manera que justificó los crímenes de ETA durante el franquismo. ¿O es que nos hemos olvidado del "Voló, voló, Carrero voló", mientras que los que cantaban eso, lanzaban sus jerséis al aire?

Al frente de esa operación de blanqueamiento está ahora Pedro Sánchez, que, con su relación con los herederos políticos de ETA, con la cancha que les ha dado en la anterior legislatura, ha conseguido situar a Bildu por encima del PNV en las pasadas elecciones generales. Y las previsiones demoscópicas para las elecciones vascas del próximo año indican que Bildu puede ser la primera fuerza en el País Vasco por encima de un atribulado y descolocado PNV, lo que llevaría a Sánchez a impulsar un Gobierno radical y frentista en el País Vasco con Arnaldo Otegui de lehendakari, gracias a los apoyos de los diputados del PSE, ¡qué vergüenza!, y de los restos que queden de Sumar.

Pero el dislate puede que no quede solo ahí. Si Josu Ternera, que tiene un juicio pendiente en España por el citado atentado contra la Casa Cuartel de Zaragoza, es condenado, siempre puede solicitar a Sánchez ser indultado, amnistiado y lo que haga falta. Entonces, que mejor manera de mostrar que ETA ha llegado al poder, que el que uno de sus exjefes sea nombrado para un alto cargo en el Gobierno Vasco. Es lógico pensar que el lehendakari Otegui querrá rodearse de personas de su confianza en puestos claves de su ejecutivo y ¿por qué no nombrar a Josu Ternera, Consejero de Interior con mando directo sobre la Ertzantza?. Después de verle como miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, ¿por qué hay que descartar esa posibilidad dentro de las barbaridades que estamos viendo en la política española propiciadas por Sánchez y sus socios?

Al lector que quizás esto le parezca una exageración del autor de este artículo, sólo le diría que si estamos viendo que un Presidente del Gobierno socialista busca el apoyo para su investidura de un prófugo de la Justica que dio un golpe de Estado en Cataluña; si ese mismo Presidente va a conceder la amnistía a ese prófugo y a todos los que intervinieron en el golpe; si hemos visto a una Vicepresidenta del Gobierno, comunista ella, ir a Bruselas a sonreír y pedir a este prófugo su apoyo, ¿por qué no vamos a ver a un exjefe de ETA al frente de la Policía Autónoma Vasca? Es más, terminaremos viendo cómo Sánchez acabará llamando "progresista" a Josu Ternera. Ahí está el título del siguiente documental con este individuo: No me llame Ternera. Llámeme progresista.

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