El presidente del Gobierno en funciones mantiene a pleno rendimiento la maquinaria de colonizar los estamentos de la Administración del Estado con personal afín y de probada lealtad. De hecho, eso es lo único que importa, la fidelidad perruna al jefe en detrimento de la profesionalidad, la capacidad y los méritos. El último ejemplo es la convocatoria para el Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda del Estado publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Según han denunciado los propios inspectores de Hacienda, la fórmula escogida por Sánchez para colocar a su personal presenta visos de inconstitucionalidad y es de una obscenidad notoria, puesto que elimina exámenes a los técnicos de Hacienda y desbroza el camino para que ocupen plaza como inspectores los miembros del colectivo más "podemizado". La maniobra consiste en abrir un proceso de promoción interna de ingreso en el Cuerpo Superior de Inspectores de Hacienda en el que los requisitos son mucho menos exigentes que en el caso de acceso libre.
Los técnicos que opten a las plazas reservadas para ellos de inspectores quedan liberados de la realización de varias pruebas, irregularidad cuyo único propósito es abrir la puerta a un personal aupado por las bravas y que en agradecimiento no tiene problema alguno en ejecutar órdenes de estricto carácter político. Nada nuevo en el sanchismo, caracterizado por el asalto indisimulado a las principales instituciones, al Poder Judicial y a todo aquel estamento cuyo control permita a Pedro Sánchez fortalecer su poder, cercenar la separación de poderes y ajustar a sus despóticos deseos el funcionamiento de los principales instrumentos del Estado.
Ahora toca la Agencia Tributaria según la denuncia de la Asociación de Inspectores de Hacienda del Estado, que interpondrán un recurso contencioso administrativo contra la convocatoria puesto que consideran que es un auténtico despropósito "contrario a la más elemental lógica que una persona, sin haber superado el proceso selectivo, pueda desarrollar una función tan sensible como es la que se encomienda a los Inspectores de Hacienda". La Agencia Tributaria es una herramienta que en manos de Sánchez se puede convertir en una peligrosa trituradora de adversarios políticos, empresarios incómodos y enemigos personales.
Nada detiene a Sánchez en su afán colonizador y mucho menos consideraciones sobre la transparencia o la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública. Al presidente en funciones le va más la opacidad, como se está demostrando nuevamente en las negociaciones para conceder la amnistía a los golpistas a cambio de su investidura.


