
Parece que van por buen camino las negociaciones entre el Ayuntamiento de Majadahonda (Madrid) y los responsables del Grupo de Recuperación de Especies de la Fauna Autóctona (Grefa), cuyas instalaciones se encuentran desde el año 1988 instaladas en el Monte del Pilar, en la citada localidad madrileña.
¿Qué es Grefa y cuál es su trayectoria?
De forma generalizada, el mundo naturalista español considera a Grefa como una de las instituciones de mayor prestigio entre las que se dedica a la labor de rescatar animales silvestres accidentados o enfermos en plena naturaleza, para intentar curarlos, rehabilitarlos y devolverlos sanos y salvos a su medio de origen.
El objetivo ideal de todos los trabajos que realizan veterinarios, biólogos y voluntarios, es conseguir que los animales tratados vuelvan a incorporarse a la naturaleza, y la labor de suelta como momento final de tantos desvelos es una verdadera fiesta, a veces apadrinada por autoridades y famosos.
No siempre se consigue rehabilitar un animal hasta el punto de que pueda volver a valerse por sus propios medios una vez libre; el veneno, los escopetazos furtivos, los choques contra cables eléctricos o molinillos eólicos, el abandono prematuro del nido o las inclemencias meteorológicas y las dificultades para conseguir alimento, son algunas de las causas que se alían para que una criatura silvestre acabe en la mesa de curas de un hospital veterinario. Al menos salvarles la vida es un buen premio de consolación para los sufridos voluntarios.
Los especímenes que resultan inviables para ser liberados pueden al menos incorporarse a un programa de cría en cautividad o de enseñanza. Un centro de recuperación no es un zoológico, pero en ocasiones puede colaborar en la divulgación ambiental gracias a los animales tratados y salvados.
Unos siete mil animales silvestres pasan cada año por las instalaciones de Grefa en el Monte del Pilar de Majadahonda; una labor que justifica plenamente su existencia y hace muy deseable su mantenimiento en el futuro.
Las especies rehabilitadas en Grefa son muy variadas; algunas pertenecen al grupo de las que se encuentran en peligro de extinción, como numerosa rapaces; otras, más modestas y menos emblemáticas, pero nunca despreciadas porque los voluntarios trabajan de manera vocacional. Pueden atestiguarlo los niños que, en los rigores de la canícula, llegan angustiados con una cría de vencejo que se ha lanzado del nido antes de tiempo agobiada por el calor.
Ernesto Álvarez es el presidente de Grefa. El pasado día once de octubre en reunión con la Sra. alcaldesa de Majadahonda, Lola Moreno, el viceconsejero de Medio Ambiente y Ordenación Territorial de la C.A.M, Rafael García, y otras autoridades, consiguió llegar a un pre-acuerdo para que Grefa siga en las instalaciones del Monte del Pilar mediante la renovación del convenio que viene funcionando con éxito desde finales de los años ochenta.
"Grefa se queda"
Como propone el título de la campaña vecinal en apoyo a esa ONG, "Grefa se queda": así debe ser y así lo esperamos. Los inicios de Grefa se deben al esfuerzo de un grupo de adolescentes idealistas que estudiaban en el Instituto de Enseñanza Secundaria Eijo y Garay, situado en el llamado Alto de Extremadura, próximo a las instalaciones militares de Campamento. Instituto en el que tuve el honor de ser, durante treinta años, catedrático de Ciencias Naturales.
Mis alumnos de aquellos años, entre los que cabe destacar a los hermanos de Prada, Carlos de Prada, Premio Nacional de Medio Ambiente, y Joaquín, su luchador y entusiasta hermano, así como sus amigos de la zona, entre ellos Juan Carlos del Olmo, Secretario General de ADENA (WWF), Ángel Febrero, gran artista de la naturaleza, y tantos otros que el espacio me impide citar, son conocidos hoy como "el grupo de naturalistas de Campamento"; entre ellos se encontraban los que iniciaron la labor de recuperar animales silvestres heridos o enfermos para tratar de devolverlos a la naturaleza. Ellos son el germen de Grefa, y de tantas otras aventuras inolvidables.
Este es el verdadero "buen ecologismo": a ellos les gusta ser llamados "naturalistas". Porque los he conocido a fondo desde su niñez y porque soy testigo de su pureza e idealismo y de sus ingentes trabajos en defensa de la naturaleza, me duelen las generalizaciones en la descalificación a lo que muchos, mal informados, llaman "ecologetas".
Los naturalistas del "Grupo de Campamento", algunos de ellos pioneros de lo que hoy son instituciones como esta Grefa que estamos defendiendo, no tienen nada que ver con los indocumentados y a veces financiados activistas más políticos que puros en la defensa del medio ambiente y de los animales.
La prueba de esta afirmación es que a día de hoy los verdaderos naturalistas no figuran en las filas de los subvencionados o elevados a categorías administrativas, muy bien pagadas, por el hecho de presumir de veganos, anti-circos o esterilizadores de mascotas por obligación. Como diría un castizo, "hay que distinguir".
Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales
