La pobre Miriam Nogueras, a pesar de llevar siempre los ojos tan abiertos, no se entera de nada. Hasta el jueves a mediodía, Puigdemont tenía a Sánchez cogido por semejante sea la parte. El Risitas de La Moncloa le habría firmado al héroe de Waterloo lo que le hubiera pedido a cambio de sus votos, que Cervantes era catalán, que los Decretos de Nueva Planta son inconstitucionales, que Cataluña es una nación desde antes del Pleistoceno, que el hombre de Atapuerca hablaba catalán con acento leridano, que la capacidad craneal de los catalanes es muy superior a la de los españoles o que Turull es gemelo de Brad Pitt. Todo. Lo hubiera firmado todo. Pero, el de Waterloo se conformó con que Nogueras pudiera proferir sus amenazas desde la tribuna del Congreso en catalán, que Albares pidiera a la Unión Europea que acepte el catalán como lengua de la Unión y que se presentara en las Cortes un texto negociado como proposición de ley de amnistía.
¿Y ahora, qué? Pues que hasta que la amnistía no se publique en el BOE y Puigdemont pueda volver a España sin temor a ser arrestado, Waterloo tendrá que decir amén a todo lo que presente Sánchez en las Cortes. Para empezar, los presupuestos de 2024. Y, si para los siguientes no hay votos bastantes, se prorrogan esos y a otra cosa. Gonzalo Boye, que como terrorista y lavandero del dinero de los narcos es mucho más competente que como abogado, y eso que lo pillaron ejerciendo de las dos cosas, cree que lo tiene todo atado poniendo en la ley la tontería de que los recursos no suspenderán la eficacia de la amnistía y lo de los dos meses de los jueces para decidir. El efecto suspensivo de las cuestiones constitucionales y prejudiciales es consustancial a su naturaleza y lo de los dos meses vale tan poco como el plazo que le dieron al Consejo General del Poder Judicial para que nombrara a los nuevos magistrados del Tribunal Constitucional, que se sobrepasó holgadamente sin que nada ocurriera.
De modo que, mientras se tramite la ley y hasta que el Constitucional y el Tribunal de la Unión Europea decidan y quede sin efecto la causa contra Puigdemont, éste va a tener que seguir en Waterloo esperando y aprobando todo lo que Sánchez lleve a las Cortes. Luego, allá para el otoño de 2024, como pronto, que la arme si quiere. La prueba es que la reforma del Reglamento del Senado para alargar mes y medio más la tramitación todavía no ha sido recurrida por el PSOE al Constitucional. Y, aunque termine siéndolo para fingir urgencia, tampoco Pumpido tendrá mucha prisa en resolver.
Al final, la pobre Nogueras, que quiere todo el supermercado, está como una pensionista alcanzada contratando a un yonqui para que le robe la compra de un día por la mitad de lo que vale. Y el yonqui la robará, pero no será mañana. Ni pasado.