La amnistía era claramente inconstitucional para Sánchez antes del 23 de julio, pero es constitucional desde ese día para el mismo Sánchez. Si se le pregunta, que ya no se le pregunta, sobre este cambio de opinión y qué sustenta la nueva y sorprendente constitucionalidad, la respuesta es conocida: es el Tribunal Constitucional quién dice qué es constitucional y qué no, y como el TC ahora es nuestro, está arreglado. La última parte no hace falta explicitarla. Además, ahora hay que hacer la venta política de la amnistía, que es la venta del bálsamo, y asociarla a "propósitos nobles". Esa es la idea: nobleza, por encima de todo. Si hay que reconocer que se concede para obtener la investidura, se reconoce, pero recordando que el fin era tan indiscutiblemente noble como evitar que gobernara la oposición.
No tenía pensado dar el paso de la amnistía, pero no siempre sale todo como uno espera, la vida es así. Cuando sucede lo inesperado, se hacen cosas que uno mismo no esperaba hacer. Y el 23 de julio, fecha clave, frontera temporal entre el ser y no ser (presidente), "propició un escenario parlamentario", que hizo que "las distintas fuerzas en el Congreso tuviéramos que tomar esa decisión". No fueron Sánchez ni la ejecutiva del PSOE quienes decidieron dar el paso que no tenían pensado dar. Fue el escenario, fueron las distintas fuerzas en el Congreso, prácticamente todas, si lo dices así, y ni siquiera fue opcional: tuvieron que tomar esa decisión. Tuvieron: fue obligado. Obligado por Puigdemont.
¿El lawfare existe en España? Existe, claro que existe, Àngels (Barceló), fijate si existe que lo hace el Partido Popular todo el tiempo, ¿o por qué crees que tiene secuestrado al Poder Judicial? Secuestrado, anotemos el término. Mientras tanto, tenemos a Bolaños diciendo en Bruselas que el estado de Derecho está como una rosa en España, que nada lo amenaza, que no se preocupe Reynders. La presentadora no le dirá que es contradictorio: si hay lawfare, el estado de Derecho ha de estar mal. Pero lo importante es endosarle al PP el polémico término que ha metido en el acuerdo con Junts para investigar desde comisiones parlamentarias a jueces que incomodaron al separatismo y al socialismo.
Hablando de secuestros, llegamos a un tema predilecto de los socialistas desde su negociación política con la ETA: Aznar también. "El Gobierno de Aznar se reunió con una banda terrorista para resolver una violencia que estaba dañando nuestra democracia", dice Sánchez. Resolver una violencia: la formulación es de una cortedad pasmosa. No está claro si recurre al episodio, porque los contactos fueron en Suiza y entiende que al haber elegido el mismo lugar para lo suyo con Puigdemont, no se le puede reprochar nada. Sí, puerilidad, pero funciona. Entre los socialistas y similares, asociar Aznar, ETA y Suiza produce la misma reacción que una gran tarta de chocolate en los niños. Se podrían llenar páginas con las diferencias entre aquellos contactos en 1998 y estas sesiones de tapadillo entre Cerdán y el prófugo, pero no conseguiría uno que se apartaran de la tarta. La fiesta acaba de empezar. En las entrevistas de Pedro Sánchez, nada es verdad ni mentira. Todo es según el color.