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Pablo Planas

Golpistas, terroristas y ahora los hutíes

Que los catalanistas se revuelvan incómodos ante la tradicional intervención navideña del Jefe del Estado es una señal inequívoca del acierto del Rey.

Que los catalanistas se revuelvan incómodos ante la tradicional intervención navideña del Jefe del Estado es una señal inequívoca del acierto del Rey.
Un hombre sostiene un arma durante una protesta contra la operación para salvaguardar el comercio y proteger los barcos en el Mar Rojo, en Saná, Yemen. | EFE

Los socios separatistas de Pedro Sánchez se han abalanzado como fieras contra el Rey por su último discurso de Nochebuena, una precisa defensa de la Constitución y de España en medio de la grave crisis desatada por las cesiones y traiciones del líder socialista para lograr su investidura. La simple mención de la palabra España causa convulsiones entre los independentistas, que han encajado el texto del monarca como un pronunciamiento equiparable al del 3 de octubre de 2017.

Así, el presidente de la Generalidad, Pere Aragonès, ha señalado que el discurso de Nochebuena fue una segunda parte de aquel con el que Felipe VI se plantó ante el golpe de Estado así como una exhibición de "nacionalismo español". Tiene un puntazo que eso lo diga un separatista que defiende el nacionalismo populista, identitario, excluyente y supremacista que intenta eliminar el español y la cultura española de su región con todos los medios a su alcance.

Otro egregio representante del separatismo, Jordi Turull, secretario general del partido del prófugo Puigdemont, se ha sumado a esa tesis sobre la continuidad del mensaje real del 3-O de 2017 y ha aportado los adjetivos de "contradictorio" e "irrelevante" para referirse al discurso. Todo en orden, pues. Que los catalanistas se revuelvan incómodos ante la tradicional intervención navideña del Jefe del Estado es una señal inequívoca del acierto del Rey al subrayar que "fuera del respeto a la Constitución no hay democracia ni convivencia posibles; no hay libertades sino imposición; no hay ley, sino arbitrariedad. Fuera de la Constitución no hay una España en paz y libertad".

Pero a diferencia de lo que dijo el Rey en 2017, este mensaje no era un aviso a los golpistas catalanes. Quien debía tomar nota de las palabras del monarca es Pedro Sánchez, el cabecilla de un nuevo golpe que se manifiesta con toda crudeza en el asalto al Poder Judicial, los ataques a la separación de poderes y los tejemanejes de todo tipo con sus socios, de una amnistía que avergüenza a Europa al pago de miles de millones saqueados de los bolsillos de unos ciudadanos españoles humillados por partida doble.

Sin embargo, no es previsible que Sánchez vaya a tomar nota en sentido positivo de las apelaciones de la Corona a la Constitución y a la unidad de España ocupado como está en recibir los parabienes de sus socios, de Hamas y ahora también de los piratas hutíes del Mar Rojo. La gran pregunta es qué clase de banda, mafia, basura, grupo terrorista u organización criminal será la siguiente en felicitar a Pedro Sánchez.

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