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Las trampas de las consultas no vinculantes

El resto de la legislatura será un pulso por la autodeterminación.

El resto de la legislatura será un pulso por la autodeterminación.
El secretario general de JxCat, Jordi Turull, en un acto de partido. EFE/Alberto Estévez | EFE/Alberto Estévez

Supongo que a estas alturas de la estafa sanchista nadie duda que la concesión de un referéndum de autodeterminación será el próximo arancel para seguir en el poder. De hecho, la presente legislatura no será finalmente la de la amnistía. Eso ya fue, se asumió emocionalmente, culturalmente, políticamente tras la investidura. Su relato se ha impuesto como una fatalidad. Ese relato normalizado es la verdadera derrota de España. El resto de la legislatura será un pulso por la autodeterminación.

En la actitud arrogante de Jordi Turull está plasmado el vuelco, los delincuentes convertidos en víctimas de un Estado culpable. Ni renuncian a la unilateralidad, ni barruntan pedir perdón, al contrario, exigen que el Poder Judicial se lo pida a ellos: "Renunciar a la unilateralidad sería renunciar a la realidad nacional de Catalunya", "La cúpula judicial española es el Guantánamo de la Justicia europea", "Solo un referéndum acordado y vinculante puede sustituir la legitimidad del 1-O". Y si no, tururú que te vi, ¿o era eso de colorín colorado?

Así de crecido y soberbio se muestra el dóberman de Puigdemont. No es cuestión menor. Hubo un tiempo donde el nacionalismo catalán, dígase pujolisme, obraba con palabras de seda y objetivos camuflados. Estaban en la construcción nacional sin levantar sospechas. La inmersión la negaban a pesar de estar aplicándola, hablaban de normalización lingüística para adornar la eliminación de derechos civiles, cuando se les pedía cuentas por la ausencia de la bandera española de los edificios públicos soltaban socarrones, que "estaba en la lavandería"; incluso el "Molt Honorable" Jordi Pujol había prohibido nombrar la palabra independencia en TV3. En esos tiempos de construcción nacional la consigna del nacionalismo era colonizar las conciencias a la chita callando. El Programa 2000 fue el instrumento. Pero hoy han salido de la madriguera, y Pedro ha convertido a los conejitos en lobos. Jordi Turull es la expresión de esa soberbia. Su rictus facial rezuma resentimiento a todo lo español. Nunca lo ocultó, pero ahora lo verbaliza. Como lo hace la alcaldesa de Ripoll sin el comodín de los alcaldes de Junts que se parapetan tras la delincuencia reincidente: "La mayoría (musulmana), y lo hemos comprobado ya en varias generaciones, continúan perpetuando la religión y la cultura de sus padres. Por lo tanto no llegarán a ser catalanes" (Alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols por Aliança catalana). Se escandalizan ahora desde los medios "progres" por ser inmigración musulmana, cuando esa doctrina racista es el discurso oficial de la "escola catalana en llengua i continguts" que se ha venido aplicando desde los años ochenta por la Conselleria d’Educació de la Generalitat catalana. Solo que pensada y aplicada para colonizar a los hispanohablantes en general y a los españoles catalanes no nacionalistas en particular.

Ese es el nuevo paradigma. Y en él, España ni siquiera interpreta los nuevos tiempos correctamente. Veamos dos ejemplos: El referéndum y el lawfare.

Referéndum de autodeterminación

El siguiente peaje de Sánchez y su banda para seguir en el poder es el referéndum de autodeterminación. Lo de menos es cuándo, lo de más es cómo lo justifiquen, y sobre todo, cómo lo llamen. Atentos a la mano del mago, no se dejen impresionar, ni miren a la manga para verle la carta escondida, la tienen ante sus ojos, inofensiva y tranquilizadora: consulta no vinculante.

No se dejen impresionar tampoco por la mayor o menor radicalidad de ERC y Junts. Tanto Aragonés, Junqueras, Turull o Puigdemont sobreactúan en su rivalidad particular por lograr el poder en Cataluña. Pero estén muy atentos a la supuesta inocencia de sus eufemismos. ERC, tiene un repertorio de cinco salidas creativas. El alarde lo avala un grupo de "expertos" costeado con dinero público. JuntsXCat desde Waterloo ha optado por la sobreactuación. Viven de ella.

Reparen en una adivinanza a la que ya he hecho mención en alguna ocasión. Desde que el catalanismo mutó de reivindicación cultural a resentimiento político para reducirse seguidamente a nacionalismo étnico, su ser consiste en regodearse en un odio irracional a España y cuanto representa. Y de paso, consolidar su ventajismo económico, cultural y político. Mostrar tal desprecio en un referéndum es la manera en que podrían vengarse de una España a la que desprecian. Ahí se acaba su pulsión independentista, en desearla y en ejercer el derecho a decidirla. Les gratifica más el pulso que obtenerla. Tampoco sin descartarla si lograrla no tuviera coste alguno.

Y aquí reside el riesgo, si el Estado accede a una consulta no vinculante en Cataluña como un acto de pura democracia plebiscitaria sin consecuencias, más allá del hecho de ejercer el derecho a la consulta, el referéndum podría ganarlo el nacionalismo. Si no va en serio, la bravuconada tiene una oportunidad: ¡qué placer humillar a aquesta gent tan ufana! Pero a partir de ahí, se habría abierto a un nuevo relato: hemos votado y somos mayoría. De ahí a exigir la independencia por las buenas o de forma unilateral, denlo por hecho.

Ocurriría algo muy similar si la consulta no vinculante se hiciese en toda España. Aún sería mayor el porcentaje de votos en Cataluña a favor de la independencia. ¡Qué oportunidad de decirle a estos españoles altaneros sin riesgo alguno, que los catalanes somos una nación! Y al día siguiente, a seguir importunando.

Por el contrario, si se realizara un referéndum a cara de perro sólo en Cataluña con la amenaza real de ruptura, y el tiempo previo suficiente para visualizar las consecuencias reales de tal decisión, el resultado sería otro. ¿Por qué? La paradoja la expresó como nadie el expresidente del Barça Sandro Rosell en la Sexta: "Votaría que sí en un referéndum, pero si ganase la independencia me iría de Cataluña".

Lawfare

La última felonía de Pedro Sánchez después de blanquear la sedición, la malversación de fondos públicos y el relato terrorista, es arrojar al PP de Rajoy a los pies del Lawfare. Mientras votaban hoy las enmiendas para dejar limpios a todos los responsables de la sedición, incluido al Clan Pujol, arrojaban al PP a la investigación como sospechoso de instigar la instrumentalización de la Justicia a partir de la "Operación Cataluña". El mundo al revés. Sin importarle el daño al Estado, el ataque a los Jueces ni a la estabilidad social. No tiene límites el felón.

Desesperado al comprobar a la primera de cambio que está atado de pies y manos a Puigdemont, y electoralmente muerto si éste le retira su apoyo, está dispuesto a enfangar al PP para compensar su previsible debacle en las elecciones venideras.

A diferencia de Ícaro, que pagó personalmente su ambición desmedida de volar hasta el sol con alas de cera, seremos todos los españoles los que paguemos caro su falta de escrúpulos y su narcisismo desmedido. De hecho, ya lo estamos pagando.

CODA: Desde Cataluña sentimos como si la Camorra hubiera suplantado al Estado.

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