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La renovación del CGPJ: el orden de los factores sí altera el producto

¿Es consciente Reynders de que renovar las vocalías primero y reformar la normativa después supone un sesgo a favor de la interpretación gubernamental?

¿Es consciente Reynders de que renovar las vocalías primero y reformar la normativa después supone un sesgo a favor de la interpretación gubernamental?
Didier Reynders, entre Félix Bolaños y Esteban González Pons. | Europa Press

Como un modesto profesor de Derecho Mercantil en la mayor universidad pública de España, con 42 años de docencia a mis cansadas espaldas, condición de la que me siento orgulloso a pesar del ominoso silencio que guarda mi gremio ante los ataques diarios a la independencia judicial; quiero compartir con los lectores de este diario mi sensación de asombro indignado al contemplar las imágenes grotescas que nos están regalando nuestros políticos con ocasión del atormentado proceso de renovación del CGPJ.

Historia de una mesa negociadora insólita en Europa: el orden de los factores sí altera el producto

Si empezamos por los acontecimientos más recientes y acudimos a las fuentes oficiales de la información, vemos que la Comisión Europea publicó ayer una Declaración (Brussels, 31 de enero de 2024, Statement/24/591) que recogía las "Declaraciones del comisario Reynders sobre la primera reunión del diálogo estructurado sobre la aplicación por parte de España de la recomendación del informe sobre el Estado de Derecho en relación con el Consejo General del Poder Judicial". Esta Declaración dice textualmente, con un tono un tanto intimista: "Hoy hemos celebrado la primera reunión del diálogo estructurado sobre la aplicación de la recomendación del informe sobre el Estado de Derecho en relación con el Consejo General del Poder Judicial de España. En este encuentro, celebrado en Bruselas, me he reunido con Félix Bolaños y Esteban González Pons". La Declaración sigue diciendo: "La recomendación de la Comisión de 2022 y 2023 tiene el siguiente tenor: proceder a la renovación del Consejo General del Poder Judicial con carácter prioritario e iniciar, inmediatamente después de la renovación, un proceso con vistas a adaptar el nombramiento de sus jueces-miembros, teniendo en cuenta los estándares europeos relativos a los Consejos del Poder Judicial". Sigue la Declaración diciendo, en tono entre paternalista y admonitorio: "He recordado la posición que desde hace tiempo mantiene la Comisión al respecto y la importancia de entablar un diálogo constructivo. En esta reunión, todas las partes se comprometieron claramente a colaborar para garantizar la aplicación de la recomendación de la Comisión. Hemos acordado volver a reunirnos el 12 de febrero para hacer balance de los debates".

Algunas preguntas maliciosas

Después de leer con atención la Declaración que acabo de transcribir literalmente, me asaltan algunas preguntas maliciosas que quiero compartir con Ustedes con la esperanza —romántica— de que avive sus aletargadas conciencias-

Primero, cuando se refiere a las dos etapas de la "renovación del CGPJ con carácter prioritario para iniciar, inmediatamente después de la renovación, un proceso con vistas a adaptar el nombramiento de sus jueces-miembros", ¿es consciente el comisario Reynders de que, en España, reina la más absoluta desconfianza entre los dos partidos políticos negociadores? ¿Es consciente de que, por ello, el orden de los factores sí alterara el producto? ¿Es consciente que el orden de renovación de vocalías primero y de la reforma normativa después, es un sesgo a favor de la interpretación gubernamental y en contra de la oposición? ¿Comprende que existe un riesgo razonable de que, después de la renovación del CGPJ y con una composición mayoritariamente filo-separatista o constitucionalista libre (también se viene denominando progresista), el partido gubernamental deje la reforma normativa para el próximo milenio, en justa correspondencia a la inamovilidad del partido de la oposición durante todos los años en los que fue gobierno (cn mayoría absoluta)?

Segundo, alguien le ha informado al comisario Reynders de que nuestros jueces-miembros del CGPJ (si entendemos como tales los propuestos por sus asociaciones profesionales) son una minoría? ¿Tampoco le han dicho que los dos partidos negociadores han mantenido durante lustros un consenso para proponer a la inmensa mayoría de los vocales sobre la base de una interpretación "imaginativa" de nuestra Constitución?

Tercero, ¿asume el comisario Reynders que su labor "mediadora" resulta por completo insólita (el Diccionario de la RAE nos dice que insólito es lo "raro, extraño, desacostumbrado") por producirse ente los partidos mayoritarios de un Estado soberano miembro de la UE y afecta a un aspecto esencial de su soberanía cual es la independencia judicial y la separación de poderes? ¿Le ha informado alguien de que puede interpretarse su papel como el de tutor de un Estado soberano menor de edad y necesitado de tutela? ¿Alguien le ha dicho que todos están ofreciendo una imagen más propia de la mediación en Estados poco consolidados de regiones tropicales entre el ejecutivo y las guerrillas armadas?

Crónica de un engaño anunciado

El sesgo cronológico (primero, renovación de vocalías y después, reforma del sistema de elección de los vocales) que expresa la Declaración del comisario Reynders, unido a la equiparación engañosa de posiciones que ha interpretado incluso la prensa conservadora, que ha ofrecido titulares diciendo que "tanto el PSOE como el PP deben dar cumplimiento a las reiteradas peticiones de Europa para renovar el CGPJ y el mecanismo de selección de los vocales", me hace temer que nos encontramos ante la crónica de un engaño anunciado en el que el alacrán cruzará el río montado en la rana que perecerá bajo su aguijón, mientras el alacrán —como es, en este caso, su naturaleza— alcanzará la orilla para reforzar —aun más si cabe— su poder omnímodo.

Siempre nos quedará Bruselas

Como la esperanza es lo último que se pierde y no queremos acabar estas reflexiones con un tono de desesperanza e incluso de amargura que pueda expandirse entre nuestros conciudadanos que, como hombres y mujeres aspirantes a la libertad, luchan contra la tiranía que se esta extendiendo —cual materia viscosa— desde hace ya demasiado tiempo en nuestra sociedad; ponemos punto final adaptando el "grito de guerra" que el presidente del CGPJ viene repitiendo como una consigna dirigida a todos los partidos políticos ansiosos, en el pasado, en el presente y en el futuro, de influir en el Poder Judicial: ¡Déjen al Poder Judicial en paz! Para que los jueces y las juezas (que, por cierto, son mayoría) puedan cumplir con tranquilidad su exigente misión constitucional de juzgar y hacer cumplir lo juzgado.

Alberto Javier Tapia Hermida.

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad Complutense de Madrid.

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