Los jóvenes se van, los viejos se mueren y los niños no nacen. Eso, en esencia, es Galicia hoy. Cada día del año, el censo poblacional de Galicia disminuye en 40 personas. Cada amanecer, sí, quedamos 40 menos. La definitiva decadencia demográfica de este rincón del Atlántico comienza a resultar desoladora. Al punto de que los habitantes mayores de 65 años suman ya el doble, justo el doble, que los menores de 15. Somos un geriátrico con himno y bandera. Una vez leí que cuando los milicos dieron el último golpe de Estado en Uruguay, alguien hizo una pintada en el aeropuerto de Montevideo pidiendo que el último en marchar del país apagara la luz. Aquí, pronto tendremos que escribir otra parecida.
Y de ahí, por cierto, que lo que vaya a ocurrir en estas elecciones no le importe a nadie fuera de Galicia, salvo por ver a Feijóo tambaleándose en Génova si se diera una derrota relativa del PP. En España, el peso político de los territorios viene determinado por su peso poblacional. Por eso, lugares como Galicia o Extremadura no pintan nada. Y cada vez van a pintar menos aún. En fin, hay por ahí bastantes que todavía creen que Inditex es la empresa más importante de la demarcación. Otros muchos, por su parte, piensan que ese puesto corresponde a la factoría viguesa de Stellantis.
Andan equivocados todos: la empresa con más hojas de salario a su cargo en toda Galicia, y con enorme diferencia, es la Tesorería General de la Seguridad Social. El 38% de las nóminas que entran cada mes en los hogares gallegos corresponde a los abuelos. Expuesto de un modo más crudo: casi el 40% de la renta íntegra de Galicia "morirá" a lo largo de los próximos 15 años. Bien, dicho todo eso, yo creo que el domingo van a ganar la Xunta los separatistas. A Pontón la votará mucha gente que no es separatista, pero que constata todos los días que, en esta España, a fin de ser tenido en cuenta y respetado en Madrid hay que ser separatista. Y lo peor es que no se equivocan. Llegó la hora del Bloque.