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Pablo Planas

Ábalos, no te rajes: sé Sánchez

Al bueno de Ábalos le ha condenado su propio partido, pero no ha sido en un alarde de moral, sino de miedo.

Al bueno de Ábalos le ha condenado su propio partido, pero no ha sido en un alarde de moral, sino de miedo.
Fotografía de archivo, tomada el 05/08/2019, de Koldo García (d) junto al entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos (i). | EFE

¿Cuánto podrá resistir Ábalos? El hombre se aferra al escaño cual percebe a las rocas. El Gobierno en pleno reclama su dimisión. Sánchez le ha sentenciado. Sus camaradas no le aguantan la mirada. Es un apestado, carne de cañón, el trasero le huele a pólvora. Qué lejos quedan aquellos días en los que sólo él y Adriana Lastra apoyaban al bello Pedro. "Pedristas", se les llamaba entonces, en 2016. Ábalos ya no es nadie, un misil extraviado, un hombre sin honra al que le dan clases de ética quienes medraron tan ricamente en tiempos del escándalo de los ERE de Andalucía. Qué jeta, piensa Ábalos de María Jesús Montero, la que sabe lo que ella haría en caso de estar en sus zapatos.

Al bueno de Ábalos le ha condenado su propio partido, pero no ha sido en un alarde de moral, sino de miedo. ¿Qué hay detrás de las comisiones del exasesor del exministro? ¿Cuánta gente tuvo que hacer la vista gorda? ¿Qué altos cargos del PSOE facilitaron los pelotazos? ¿Para qué servía el ministro de Sanidad Illa? ¿Cómo es que se la colaron al mismísimo Marlaska, exmagistrado de la Audiencia Nacional? Ahí pagó hasta el apuntador, la presidenta de Baleares que ahora es la presidenta del Congreso, Francina Armengol, y el presidente de las Canarias, ahora ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres. ¿Casos aislados? Para nada. Apoteosis del mangazo.

El equipo de desinformación sincronizada pone el acento en que en aquellos días no había mascarillas. Claro, claro. Y en el hermano de Ayuso, un particular que revisado de arriba a abajo por la Justicia española y por la europea no ha sido hallado culpable de nada. Claro que ese pequeño detalle les importa una higa a los portavoces socialistas que intentan achacar a la presidenta de Madrid los trinques del tal Koldo, el guardaespaldas de los avales de Sánchez, no de Ábalos. Épico relato, ese hombre durmiendo abrazado a las firmas que permitieron a Pedro Sánchez retomar el control de Ferraz y lo que vendría después.

¿Y qué decir de Cerdán? El descubridor del talador, actual secretario de organización del PSOE y abajofirmante del pacto de investidura de Sánchez con Junts, el partido de Puigdemont. Fue el 9 de noviembre del año pasado. Cerdán saltó a la fama desde un hotel de Bruselas. El enterrador de España, la deshonra de Milagro, el emisario de Sánchez ante el fugado.

Cuestión de justicia poética. Búmeran, bumerán. Sánchez arrancó la legislatura insultando a Díaz Ayuso y dos meses después la legislatura es fruta madura. Ábalos, de ti depende. Cuenta lo que sabes. No te rajes. Sé Sánchez.

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