Buena prueba del grado de desesperación que aqueja al sanchismo es la manera tan burda con que el Gobierno y sus terminales mediáticas han tratado de manipular el dictamen de la Comisión de Venecia en relación con la ley de Amnistía. La tosquedad del montaje ha incluido la filtración interesada de un primer borrador de la comisión, en virtud del cual, este órgano consultivo del Consejo de Europa iba a avalar la Ley de Amnistía por considerar que no afecta a la separación de poderes. Sin embargo, de la lectura imparcial del citado borrador se desprende todo lo contrario.
El origen de esta intoxicación sanchista es la visita a Madrid hace unas semanas de la Comisión de Venecia a petición del Partido Popular en el Senado. Los integrantes del órgano consultivo de la UE se reunieron con los grupos parlamentarios y, posteriormente, también con los presidentes del Congreso, del Senado y del Consejo General del Poder Judicial. Las conclusiones preliminares de esta comisión son, como hemos anticipado, contrarias a lo que el Gobierno ha tratado de difundir en su ridícula operación de propaganda.
En primer lugar, el informe reconoce que la amnistía no puede tramitarse mediante una ley puesto que requiere una reforma de la Constitución Española. Los miembros de la Comisión de Venecia advierten también de que la amnistía, lejos de lograr la reconciliación que pregona el Gobierno, tendrá efectos diametralmente contrarios tales como una gravísima división política, jurídica, institucional y social. En cuanto a los destinatarios de la ley, el órgano europeo recoge algo tan elemental como que una norma no puede redactarse para "cubrir a individuos específicos", que es exactamente lo que pretende hacer Sánchez con Puigdemont y el resto de golpistas a los que beneficiaría la amnistía en caso de aprobarse.
El primer propagandista de esta noticia inventada fue, cómo no, Félix Bolaños, encargado una vez más de ejercer de palmero para aventar una información a sabiendas de que era falsa. Detrás de él, ministros como el inefable Oscar Puente han dedicado también varios mensajes en las redes sociales para apoyar las conclusiones interesadas de los medios afines al sanchismo, basadas, precisamente, en las consignas emitidas desde Moncloa.
La operación de intoxicación mediática del sanchismo, acorralado por los casos de corrupción que ya afectan de lleno a su cúpula, ha fracasado estrepitosamente porque no se puede retorcer de una manera tan tosca la realidad. Y el hecho incuestionable es que la Comisión de Venecia no solo no avala la Ley de Amnistía con la que Sánchez pretende comprar los votos del partido de un prófugo de la Justicia española, sino que censura muy duramente tanto el fondo de la ley como el mecanismo elegido por el Gobierno para tratar de aprobarla.
Las afirmaciones e interpretaciones interesadas de la prensa afín al Gobierno tan solo retratan el carácter servil de unos medios cada vez más sumidos en el descrédito.

