
Algún día no muy lejano, en alguna escuela de comunicación política, un profesor les pondrá a sus alumnos la comparecencia de este martes de Francina Armengol como un ejemplo de lo que no se debe hacer en ningún caso, de cómo una crisis política se puede agrandar si la manejas mal y del daño que te puedes hacer a ti mismo si no te preparas bien una comparecencia clave. Y los alumnos verán las imágenes de la que todavía es presidenta del Congreso y no se lo podrán creer.
Armengol no ha dado ninguna explicación solvente de los aspectos más controvertidos de sus contratos con la trama Koldo, ha entrado en contradicciones claras, se ha vuelto a ciscar, con perdón, en su papel institucional como presidenta del Congreso y ha mostrado más nervios que los rivales del Real Madrid en el descuento de un partido de Champions.
Y además de todo eso, le ha dado más patadas al idioma de las que Topuria le sacude a sus rivales, algunas dignas de un guión para los Hermanos Marx. Por ejemplo, miren qué delicia: "Quiero explicar bien el contexto en lo que los estoy explicando las cuestiones que voy a explicar". No, no me he equivocado ni hay ninguna errata: esto es literalmente lo que ha soltado con ese salero tan suyo.
Pero bueno, eso no dejaría de ser una anécdota si Armengol no hubiese dicho en la misma comparecencia que iban a pedir a la empresa de Koldo & Cía el sobreprecio que habían pagado porque las mascarillas no eran FFP2 y que el lote "se guarda entero porque se tiene que devolver entero"; o que finalmente se reclamó el dinero a la empresa "antes de las elecciones autonómicas porque es válido hacerlo el primer día y es válido jurídicamente hacerlo el último día". Pero cuidado, porque a pesar de que se hiciese antes del 28 de mayo, dicha reclamación "se formaliza en julio". Sí, yo tampoco lo entiendo muy bien o, en realidad, sí que se lo entiendo a la perfección. Y apesta.
Dos han sido las principales líneas de defensa de la todavía presidenta del Congreso: que su nombre no sale en el sumario –que es el mantra que no para de repetir el PSOE y que va a ser una fiesta total cuando el caso se eleve al Supremo y aparezcan más nombres que flores en mayo– y que la situación durante la pandemia era muy terrible porque "se moría gente cada día", no como ahora, que sólo se muere la gente lunes, miércoles y viernes.
Sí, ya sé que durante la pandemia se moría mucha más gente y que todos estábamos con el corazón en un puño, pero justo entonces en lugar de estar en casa acongojada o trabajando como loca para solucionar los muchos problemas que tenía Baleares, andaba por los bares hasta la madrugada, saltándose sus propias restricciones. Un pequeño detalle que a Boris Johnson le costó el puesto de primer ministro y que a ella le ha dado la presidencia del Congreso.
Al calor de esa noticia se le puso un mote que no la ha abandonado desde entonces y que estaba especialmente bien traído: Barmengol. Este martes la artista antes conocida como Armengol ha insistido en varias ocasiones en que no iba a tolerar que "se mancille" su nombre. Pero Francina, si tú nombre lo has mancillado tanto tú misma que ya ni siquiera es el mismo.
Sánchez ya ha dejado claro que un medio crítico como este es un obstáculo. Nos halaga pero necesitamos tu ayuda para demostrarle que lo que dice es cierto. Hazte socio del Club LD.