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¡Y Feijóo en Córdoba!

Mientras Feijóo no "eche la pata palante", seguiré pensando que su toreo es de salón.

Mientras Feijóo no "eche la pata palante", seguiré pensando que su toreo es de salón.
Alberto Núñez Feijóo. | EFE

Vivimos tiempos de vileza. En la situación del rollo de la amnistía sanchista está inscrita, como en clave, la triste situación de la democracia española. Descifrarla es contemplarnos. Ver nuestras frustraciones. La política ideológica de Sánchez está dictada por el separatismo. Se trata de convertir en algo normal, corriente y cotidiano, la vileza, la deslealtad, en fin, la maldad del vínculo entre el sanchismo y el separatismo contra la unidad de la nación. Todo eso se concreta en la futura aprobación de una llamada "ley" de amnistía que ni es ley ni marca con solvencia a quienes se les puede aplicar. Es un papelucho inmundo, suscrito por políticos mafiosos, traicioneros y ruines, o sea, socialistas y separatistas, en el marco de una institución presidida por alguien sin legitimidad, para dejar impunes los delitos cometidos por los malhechores del golpe de Estado de Cataluña. Y, mientras tanto, la Oposición mira la cosa con extrañeza. Pardillos.

La vileza está a la vista de todos, pero la Oposición quiere combatirla con el arma principal utilizada por los villanos. ¡Apelando a lo jurídico, al derecho, a la justicia! ¡Pobres ilusos! Y obtusos. La cosa es clara para el común de los mortales con un poco de inteligencia y coraje ciudadano. A la altura de esta película, titulada el "Sanchismo, penúltimo capítulo del separatismo", nadie en su sano juicio remitirá este problema a un asunto jurídico. Eso es una falsedad. Es una mentira. Es un embauque. Ni es ley ni nada que tenga alguna relación con la justicia. Es un enjuague entre facinerosos. Ni Sánchez tiene poder político para amnistiar a los terroristas catalanes ni los siete diputados de Puigdemont entidad para hablar con decoro de justicia y democracia. Están atropellando el sentido de la justicia y, sobre todo, el sentido común. Además, ellos lo saben, y hacen ostentación cuando insisten en que retorcerán ese papelucho, o acuerdo en la oscuridad, para convertirlo en "ley".

Sin embargo, la Oposición, los del PP y VOX, reaccionan con la torpeza propia del miedoso: "Eso no es ajustado a Derecho, será cuestionado por el Supremo, primero, y después por el Alto Tribunal de la UE". Torpes. Han entrado en el juego del Derecho con las reglas del sanchismo. Sí, el atropello de la amnistía es combatido torpemente por la Oposición. Están arrastrándose por los barrizales del Gobierno, especialmente los jurídicos. Causa dolor y pena que un político con tantos años de experiencia en la cosa pública, como es Núñez Feijóo, acepte las reglas que le ha ofrecido Sánchez. Llevar al terreno jurídico lo propuesto por el Gobierno es concederle una primera victoria.

La táctica y la estrategia de Feijóo para combatir el rollo de la amnistía son tan erróneas que incluso han calado en el terreno de la opinión pública-política. Es difícil no hallar a alguien "ilustrado" que no mantenga: "eso quizá sea aprobado como ley, pero será tumbado por los tribunales de justicia". Majaderos. Esa no es la cuestión. El "ideologema" de la ley de amnistía, o sea, el cuento jurídico construido por el Gobierno, el PP pretende combatirlo en los tribunales, pero, antes, mucho antes, tenía que haberlo hecho en la calle. A la que el PP sólo apeló de boquilla y en el día de fiesta. En pocas palabras, si la reunión de Feijóo con sus barones regionales, en Córdoba, la hubiera hecho en Barcelona, ayer en la movilización de la Plaza de San Jaime, quizá hubiera creído en sus métodos para combatir la vileza de la amnistía. En fin, mientras Feijóo no "eche la pata palante", seguiré pensando que su toreo es de salón.

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