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Pablo Planas

Cuidado con Broncano

Informar de las investigaciones en torno a las actividades económicas de su esposa es una actividad de alto riesgo. Lo de Broncano está mucho mejor pagado.

Informar de las investigaciones en torno a las actividades económicas de su esposa es una actividad de alto riesgo. Lo de Broncano está mucho mejor pagado.
David Broncano en el FesTVal de Vitoria | Europa Press

De todos los presidentes de Gobierno de la democracia, Pedro Sánchez es sin duda el más peligroso y ni siquiera se preocupa en disimularlo. Más bien todo lo contrario. Sánchez no se arredra ante nada ni ante nadie. Maneja el rencor y la furia con maestría bolchevique. Nunca mira hacia atrás y le gusta humillar a quien se le ponga por delante. Ignora la piedad, desprecia la templanza, odia la mesura y carece de reparos. Para nuestro hombre, la política es el arte de la guerra, pero no a la manera de Sun Tzu, sino a la de Atila porque Sánchez no cree que sea mejor ganar sin lucha.

Que una persona como Óscar Puente sea ministro de España muestra a las claras hasta dónde es capaz de llegar. O el chusco episodio de la contratación para TVE del programa de Broncano, abrasado ya por un sanchismo que destroza todo lo que toca. No se trata de gobernar y administrar, sino de demostrar quién manda, de marcar el territorio en términos puramente biológicos, sin disimulo ni cuartel. Puede que tales maneras escondan una gran debilidad. El expediente marroquí. La bandera boca abajo. Aquellas vacaciones en Tánger. O la extrema dependencia de un independentismo catalán que le zarandea como si estuviera moñeco, que diría el nuevo editorialista de la sanchosfera.

Una cacicada tapa otra cacicada y a Sánchez se le acumulan los escándalos. A estas alturas, el tito Berni es prehistoria. Casi como Ábalos, otro de los examigos de un presidente al que como no le caben más muertos en el armario se tiene que ir a buscarlos al Valle de los Caídos. Otra de esas fotografías que define la peligrosidad del personaje. Visto cómo se las gasta, informar, por ejemplo, de las investigaciones en torno a las actividades económicas de su esposa es una actividad de muy alto riesgo. Lo de Broncano, desde luego, está mucho mejor pagado.

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