Quienes tengan como animal de compañía una iguana, uno de esos reptiles con extraño aspecto de amenazador dragón y totalmente inofensivos como mascotas, deben estudiar la posibilidad de poner su mascota a régimen, ya que si su peso supera los dos kilos, su propietario caerá en la obligación de declarar su posesión, y no está claro si al hacerlo sufrirá su confiscación.
¿Por qué razones se establece ese límite de los dos kilogramos? Esta pregunta se le hizo en su momento a uno de los principales ideólogos de la llamada Ley de Bienestar Animal", entonces con cargo de director general, don Sergio García Torres: "No hay razones científicas", tuvo que reconocer.
En realidad, casi ninguno de los razonamientos en que trataba de fundamentarse esa compleja ley, que ya estamos padeciendo, responde a criterios científicos. Vamos a decirlo muy claro: se trata de una ley ideológica y como tal, discutible en muchos de sus puntos.
A la hora de poner en práctica los mandamientos legales, alguno de ellos apoyado en multas verdaderamente ingentes y disparatadas para quienes incumplan, ha surgido un manantial de problemas de imposible resolución. ¿Cómo van los ayuntamientos a financiar los inasequibles presupuestos que necesitaría, según la ley, la manutención y los requerimientos veterinarios de los infelices animales abandonados que malvivan por sus entornos?
¿Predicar o dar trigo?, esa es la cuestión. Nadie discute que era necesaria una ley de protección animal, pero debía cumplir varios requisitos indispensables: en primer lugar, tener ámbito nacional, superando el actual problema de la diversidad autonómica; también basarse en criterios científicos, con amplia audiencia a veterinarios, biólogos y etólogos, y sin despreciar la sensibilidad de los propietarios y criadores de mascotas ni la supervivencia de los fabricantes de productos ni de los comerciantes honrados y legales.
Los ideólogos de las nuevas leyes se jactan de ser muy amantes de los animales; pero la mayor parte de las trayectorias profesionales de sus mandatarios e ideólogos no impresionan en este sentido, al tiempo que su sensibilidad, al tratar de aplicar un chavista ¡Exprópiese! a las mascotas adquiridas por tantas personas en tiempos en que su compra y mantenimiento eran legales, resulta verdaderamente en entredicho.
Nuestros protagonistas de hoy, las iguanas de más de dos kilos de peso, entran en el apartado de "nuevos proscritos" en el mundo de las mascotas. ¡Hay que declarar su posesión, sin garantías de que en caso de hacerlo, no sean confiscadas! Las iguanas son estrictamente vegetarianas, de manera que mucho cuidado con la cantidad de ensalada, de acelgas o de pepino que ponemos en su platillo del terrario. Sí, efectivamente, estamos en manos de legisladores cegados por su sectarismo animalista, pero que carecen de conocimientos, o al menos de titulación para legislar sobre mascotas.
El discreto encanto de los reptiles
Muchos aficionados a las mascotas eligen reptiles como objeto de su afición, lo que da lugar a uno de los principales soportes del mundo de la terrarofilia, con implante en España y en toda Europa, muy superior al que podrían suponer los profanos. Junto a las tortugas, las serpientes, los geckos y los varanos, las iguanas son los principales protagonistas de este mundo complejo, con implicaciones no desdeñables en el terreno de la Ciencia,
Las arañas gigantes del suborden de las Mygalomorfas, en su mayor parte de aspecto terrorífico pero absolutamente inofensivas para su cuidador, completan el mundo de los habitantes del terrario doméstico. Hay que reconocer que regularizar o en su caso prohibir el mantenimiento en los domicilios urbanos entra dentro de la lógica, pero ya no se trata del tipo de especies, sino de la libertad, ese es el verdadero problema.
Porque las inofensivas y vegetarianas iguanas, de sencillo mantenimiento en terrario y convertidas en seres queridas por sus cuidadores después de años de mantenimiento, no van a ser entregadas para su "cuidado en santuarios" por supuestos expertos, ni creemos que haya un solo juez que no se tome a risa la expedición de una orden de registro para quien pueda ser denunciado por alimentar tan bien a su iguana que la ha llevado a superar los dos kilos de peso. ¡Cuidado con las tentaciones de expropiar que puedan desarrollar los iluminados elevados a la condición de legisladores! Se empieza por tu iguana y se termina por tu libertad.
Las iguanas, tanto terrestres como marinas, son reptiles pertenecientes al orden escamosos, suborden saurios, familia iguánidos. Todas viven en América central y tropical, y gozan de los ambientes cálidos y húmedos. En cautividad es fácil mantenerlas bastantes años si el terrario es adecuado.
En su continente americano natal, las iguanas son objeto de caza para servir de alimento en muchas zonas del medio rural. Hay que reconocer que también el mercado de las mascotas haya motivado en algunas ocasiones recolecciones excesivas, pero en estos momentos la iguana verde o común no se encuentra en peligro. Nuestra libertad, sí.
Miguel del Pino, catedrático de Ciencias Naturales.