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Agapito Maestre

¿Y ahora qué?

Todo el rollo catalán, repito, quedará en nihilismo. Y a los ciudadanos españoles que les vayan dando…

Todo el rollo catalán, repito, quedará en nihilismo. Y a los ciudadanos españoles que les vayan dando…
Carles Puigdemont. | Europa Press

Decir en política es predecir. Digo que, después de las elecciones en Cataluña, la pregunta tan sincera como ingenua de millones de españoles tiene respuesta. Otra cosa es que esté fundamentada. Aunque lo que sucede en Cataluña no es tan relevante como creen algunos para toda España, es normal que nos preguntemos quién gobernará en Cataluña. Mi respuesta es sencilla: eso quizá lo sepamos en noviembre de 2024. Es la fecha prevista para repetir las elecciones. Sí, sí, como mínimo hasta noviembre nada se sabrá. Ganar tiempo es lo que más les interesa a la casta política para seguir sobreviviendo del momio. Preparémonos, pues, para asistir a una larga obra teatral plagada de engaños, traiciones y ridiculeces. Podemos hacer mil conjeturas, pero el dictum de Cervantes en El Quijote domina el tablero político: "Paciencia y barajar".

Los resultados de las elecciones del domingo no sirven para nada. Hay un bloqueo total de Cataluña que, seamos sinceros, poco influyen en España. El asunto de Sánchez y Feijóo sólo de pasada tiene que ver con la cosa catalana. Todos los partidos lo saben. La repetición electoral en Cataluña es, pues, la única salida. El resto son mandangas. El PSC no será apoyado por ERC. Puigdemont no se atreverá a volver hasta que no tenga claro lo de la amnistía. A Sánchez no le interesa un Puigdemont en la Generalidad y, además, tiene tiempo hasta final de año con los Presupuestos prorrogados. Naturalmente, a algunos partidos, como es el caso de ERC, le interesa más la repetición de las elecciones que a otros, porque es el partido perdedor y, además, no están dispuestos a apoyar al PSC y menos a los de Junts que aparecen, otra vez, como sus peores enemigos a pesar de ser tan secesionistas como ellos. O sea, ante la cuestión ahora qué va a pasar, la respuesta es elemental: nada.

Todo seguirá igual. Los miles de cargos políticos seguirán en sus puestos y otros miles esperando que caigan los anteriores. Sucederá lo obvio. Regresará, claro, el cobarde Puigdemont (que no se atrevió a venir ni al entierro de su madre), se le aplicará la amnistía y se retirará de la política. El líder de ERC intentará recuperar los votos perdidos en estos comicios de aquí a noviembre, los comunistas de Sumar, comunes y todo ese lío de partidos con siglas cambiables descenderán, o mejor, serán devorados por los de Illa y Sánchez (es milagroso que todavía tengan seis diputados los de la señora Colau).

Todo el rollo catalán, repito, quedará en nihilismo. Y a los ciudadanos españoles que les vayan dando… Y Sánchez hará exactamente todo lo contrario que exige la ciudadanía más comprometida con la reforma democrática, ni dimitirá ni dará explicaciones de los negocios familiares, mientras el atildado Feijóo se prepara para las elecciones generales que esas sí, me atrevo a decir, vendrán en diciembre de 2024. En fin, no habrá adelanto de las generales, porque Sánchez e Illa se suman a todos los que piden repetición electoral en Cataluña.

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