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Que viene el lobo, la enésima

La campaña de las europeas del PSOE es la misma que la del 23J y la misma que cualquier otra de las suyas.

La campaña de las europeas del PSOE es la misma que la del 23J y la misma que cualquier otra de las suyas.
Europa Press

La campaña de las europeas del PSOE es la misma que la del 23J y la misma que cualquier otra de las suyas. Sólo dan un motivo para votarles y únicamente apelan a una emoción: el miedo. En Francia y en Alemania, los dos países fundadores de esto que ahora es la UE, los partidos gobernantes, que van a salir mal parados, muestran preocupación por el ascenso de la extrema derecha y alertan de su antieuropeísmo, pero sólo los socialistas españoles han hecho del lobo ultraderechista tema único y absoluto. En consecuencia, también son ellos los que han trazado las caricaturas más grotescas e inverosímiles del lobo, mitin tras mitin.

Un mejor resultado de la derecha populista en estas europeas inquieta a la galaxia socialdemócrata porque puede alterar el equilibrio de fuerzas y quitarle poder e influencia. Por eso protestaron cuando Ursula von der Leyen abrió la puerta a colaborar con el partido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. Pero, por muy preocupados que estén, no hay manera de que los socialistas hagan caso de los problemas que nutren de votantes a los partidos de derecha radical. Parte de ellos están entre las clases populares, entre gente que, en otro tiempo, podía optar por partidos de izquierdas, pero que ahora, en muchos países, ya no lo hace.

En el mejor de los casos, los socialdemócratas identifican los problemas que nutren a los partidos extremistas de derechas, pero cuando toca decir qué hacer, prefieren no hacer nada antes que salir de su burbuja woke. Frente a los problemas de la inmigración, su respuesta es más multiculturalismo. Frente a los problemas culturales, su respuesta es más diversidad. Frente a los problemas de identidad nacional, su respuesta es más Europa. Frente a cualquier demanda social que choque, incluso levemente, con la corrección política, la respuesta es más corrección política. ¿Hay que apoyar políticas migratorias restrictivas? No, responden tajantes. Mejor, proponer una renta universal básica. Pero, ¿no reconocen que hay problemas culturales y de identidad nacional? Sí, pero su religión (secular) les prohíbe abordarlos. Por puro descarte, poco más les queda que recurrir a que viene el lobo.

El socialismo español tiene lo del lobo muy ensayado. Lleva décadas alertando a los aldeanos de que viene. Durante mucho tiempo, el lobo fue el PP, él solito. Las últimas temporadas son dos lobos que hacen peña. Hasta Ciudadanos fue lobo en algún momento. Con piel de cordero. La dependencia socialista del lobo es total. Hay que reconocer que sin un buen lobo, el examen se les pondría mucho más difícil. El temor al lobo ultraderechista es un reclamo para arrastrar a votantes que, de otro modo, pasarían mucho. El reclamo parece que funciona en España mejor que en otros países europeos. Entre nosotros, lo inverosímil y lo grotesco se dan cita todos los días. Al hacer protagonista al lobo, se le hace existir donde no existe y donde existe, se le refuerza.

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