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Menos antisemitismo y más decencia universitaria

Algunas declaraciones solemnes de la CRUE y de la UCM nos traen resonancias de actitudes que pudieran interpretarse como muestras de antisemitismo.

Algunas declaraciones solemnes de la CRUE y de la UCM nos traen resonancias de actitudes que pudieran interpretarse como muestras de antisemitismo.
Estudiantes se manifiestan por Palestina en los campus de la Complutense. | Cordon Press

En nuestra condición de modesto catedrático —real y no imaginario— de una Universidad pública española, nos atrevemos a recomendar a determinadas autoridades universitarias de España que cesen en determinadas conductas que pudieran parecer entusiasmos antisemitas y, por el contrario, perseveren en la búsqueda de la verdadera excelencia, siempre basada en los principios constitucionales de mérito y capacidad.

Menos antisemitismo

Algunas declaraciones solemnes de la CRUE y de la UCM nos traen resonancias de actitudes que pudieran interpretarse como muestras de antisemitismo que nos alarman porque rememoran recuerdos medievales lejanos que afectan a España y acontecimientos recientemente acaecidos en la Centroeuropa del siglo XX que preferimos omitir, al ser innecesario su recuerdo porque son de todos conocidos.

En primer lugar, la Junta Rectora de la Conferencia de Rectores y Rectoras de las Universidades Españolas (CRUE) emitió, el pasado 9 de mayo de 2024, un "Comunicado sobre la situación en la Franja de Gaza" en el que acaban expresando el compromiso de la CRUE de "revisar y, en su caso, suspender los acuerdos de colaboración con universidades y centros de investigación israelíes que no hayan expresado un firme compromiso con la paz y el cumplimiento del derecho internacional humanitario".

Pues bien, nos atrevemos a decir que esta declaración, movida sin duda por un sentimiento humanitario admirable y perfectamente comprensible en contra de la guerra y del daño a una población indefensa, peca de una hemiplejia peligrosa en dos ámbitos:

Primero, constatamos una hemiplejia externa, cuando vemos que se omite, en todo momento, la causa originaria del conflicto (estamos seguros de que los Rectores y Rectoras conocen la regla de la lógica elemental de causalidad que dice: "causa causae, causa causarum") que fue la agresión salvaje sufrida el 7 de octubre de 2023 por Israel a manos de una organización terrorista que perpetró los crímenes más abyectos que recoge la Historia reciente. Y decimos que desconoce esta causa original porque, en el extenso comunicado de la CRUE, solo acertamos a leer una referencia a "la liberación de las personas secuestradas por Hamas".

Segundo, constatamos una hemiplejia interna cuando vemos que la Junta Rectora de la CRUE ha observado un silencio —a nuestro parecer ominoso— cuando nuestra democracia ha sido —y sigue siendo— atacada y cuando nuestra Constitución —por cierto, la misma que garantiza la libertad de expresión y de pensamiento que son el líquido amniótico de las universidades— ha sido ignorada y humillada por partidos racistas y liberticidas.

Pero no queremos acabar este apartado sin recordar que este diario digital ha recogido, durante estas semanas pasadas, la noticia de que investigadores de la UCM han recibido un mensaje de las autoridades académicas que les dice: "En atención a los compromisos establecidos en el Plan de Acción UCM-Palestina presentado en el Consejo de Gobierno el 28 de mayo de 2024, el cual se alinea con la postura de la CRUE expresada a través de su comunicado sobre la situación en la Franja de Gaza, te escribimos para pedirte que en caso de encontrarte en el momento actual elaborando una propuesta de proyecto, oferta de contrato o poniendo en marcha cualquier otra forma de colaboración en el ámbito de la investigación en la que participen organizaciones ubicadas en Israel, te pongas en contacto a la mayor brevedad posible con el servicio relevante dentro del Vicerrectorado de Investigación y Transferencia". Afortunadamente, esta "caza de brujas" ha tenido pronta respuesta en mi compañero Mikel Buesa, que ha dicho, alto y claro, que "no pienso informarle acerca de las entidades israelíes" con las que trabajo.

Como, en el fondo, somos unos universitarios románticos, nos resistimos a creer que la Universidad pública en la que impartimos docencia libremente desde hace más de 42 años practique este intento de control ideológico de la libertad de investigación y de docencia y declaramos la disposición a soportar un "coste personal" —como dijo nuestro Rey recientemente—.

Más decencia universitaria

Como señalábamos al comienzo, esta Opinión nace de la contemplación de una paradoja sangrante que nace no solo de la hemiplejia señalada, sino también de que, al tiempo que se exhibe este celo antisemita hemipléjico, las Universidades públicas nos siguen ofreciendo —cierto que en contadas ocasiones— espectáculos universitariamente dantescos como las becas ectoplasmáticas —sin asistencia corpórea— de masters por parte de políticos en ejercicio desarrollados en bellísimas capitales del Mediterráneo andaluz; de doctorados "honoris causa" otorgados a personas carentes de honor y de causa; y, lo que es más grave, de irregularidades groseras que adornan la Cátedra más extraordinariamente infame que recordar se pueda, donde la prensa diaria nos ofrece testimonios de rectores afirmando su ajenidad a los hechos mientras que otros profesores contradicen directamente su versión y un juez les cita a declarar como testigos en causas penales por tráfico de influencias.

Conclusión: conviene no repetir errores históricos

En conclusión, conviene no repetir errores históricos que podemos verificar con la lectura de la entrada de 6 de junio del blog de nuestro querido discípulo Javier Fernandez Alén —titulada ¡Vuelve, Torquemada, vuelve, que te esperamos! que comenzaba diciendo que algunos miembros del ejecutivo parecen empeñados, en estos últimos días, en participar en el "Casting de Operación Torquemada" con sus declaraciones incitadoras de la masacre del pueblo judío ("desde el Rio Jordán hasta el Mar Mediterráneo") o sus acusaciones de genocidio al Estado de Israel. En ella recordaba que la "Real Provisión del Rey Don Fernando para la Corona de Aragón de 31 de marzo de 1492" hacía alusión a cierto aspecto universitario que nos es tan cercano hoy en día cuando señalaba; "por el cual crimen cometido por algunos (judíos) en algún colegio o universidad, es razón que la tal universidad y colegio sen disolvidos y aniquilados y los menores por los mayores y los unos por los otro punidos".

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