Como la verdad es lo que menos le importa, Pedro Sánchez no ha tenido el más mínimo reparo en trufar su discurso liberticida y totalitario del miércoles en el Congreso con una sarta de estadísticas cuya validez es la misma que una encuesta del CIS de Tezanos. El presidente del Gobierno se ha arrancado en la tribuna con la especie de que "el 90% de los españoles se ven expuestos a noticias falsas de forma recurrente". Si eso fuera verdad, los índices de audiencia de la televisión pública estarían disparados, lo que no es el caso.
No contento con ese dato más falso que un duro de madera, Sánchez ha proseguido insultando a la mayoría de los españoles porque según sus imaginativos porcentajes, "al 86% de los ciudadanos le cuesta distinguir lo que son las noticias verdaderas de lo que no son". Sin sonrojo ni freno, el presidente se ha deslizado por un tobogán de falsedades tamaño catedral en la idea de que una macedonia de números y tantos por ciento es la mejor manera de disfrazar de verdad las mentiras. Por ejemplo, ¿sabían ustedes que "cada año se producen en España miles de bulos que se comparten un 70% más rápido que las noticias verdaderas por las redes sociales y por las aplicaciones de mensajería"? Es lo que dice Sánchez. Un 70% más rápido. Poca broma. ¿Pero a qué se refiere el presidente? Da igual. El 70% oigan.
Pero ha habido más, mucho más. Según Sánchez, con tanto bulo se ha logrado que "el 18% de los españoles considere que nuestra economía está en crisis cuando en realidad es una de las economías más prósperas en Europa y que encadena ya quince trimestres consecutivos de crecimiento". Claro, claro, quince trimestres de tres meses cada uno y de una prosperidad sin parangón, el 100% de próspera o más es la economía española a pesar de ostentar la tasa de paro más alta de la Unión Europea, el 12,29%. Sumados los parados y sus familias, que sólo el 18% de los españoles considere que España está en crisis es un éxito de la propaganda sanchista y de su máquina de bulos.
Sánchez ha proferido más bulos en su intervención. Están reflejados en una información de Libre Mercado que desnuda las mentiras de Sánchez, su alta capacidad para la manipulación y la desinformación. Y es que hay que tener cuajo para denunciar la fabricación de bulos con bulos envueltos en estadísticas, una de las formas más primitivas de la mentira.
Por no hablar del bulo de los dos carnets de identidad del juez del caso Begoña, del bulo de los planes de vivienda del Gobierno, del bulo del reparto de los fondos europeos, del bulo de los muertos en la valla de Melilla, de los bulos del Sahara y de Mohamed, del gas ruso, del escándalo de los ERE en el Tribunal Constitucional, de la reconciliación en Cataluña con los indultos y la amnistía, de la residencia fiscal de su hermano, de los vuelos en el Falcon, de sus cambios de opinión, más conocidos como mentiras, etcétera, etcétera.