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Cien días de vértigo en el 'choque de elefantes' Trump vs. Harris

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos serían bastante sencillas de entender si no fuera porque también se elige al Congreso.

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos serían bastante sencillas de entender si no fuera porque también se elige al Congreso.
Donald Trump y Kamala Harris: los candidatos a la presidencia de EEUU. | Archivo

Las elecciones presidenciales de los Estados Unidos serían bastante sencillas de entender si no fuera porque también se eligen los representantes en el Congreso y un tercio de senadores. Lo que sí parece bastante probable, teniendo en cuenta los puestos senatoriales que se defienden, es que los republicanos alcanzarán una suficiente mayoría. En cuanto a la Cámara de Representantes es mucho más complicado de definir, aunque las encuestas adelantan una ligera mayoría republicana, pero nada lo suficientemente relevante para decir que tendrán el control de ambas cámaras. Si se produjera este hecho, el electorado más moderado contrario a Trump se podría sentir más cómodo votando a Kamala Harris y este es un elemento a considerar. Pero analicemos los datos.

Lo primero que necesita Harris para tener opciones es un vicepresidente conservador y de un estado clave, y todas las miradas se dirigen a Josh Shapiro, gobernador de Pensilvania, conservador y judío y que ya ha apoyado a Kamala Harris como candidata demócrata, es además un auténtico líder en el estado. Con este ticket, las perspectivas de generar nuevos donantes y de tener opciones de victoria crecerán. Un ticket radical o de un estado menor arruinaría las opciones de Kamala Harris. Biden, conservador, tenía a Kamala, ahora es ella la que necesita un moderado.

Olvidémonos en estos momentos de 44 estados que tienen muy decidida su tendencia, y que han variado muy poco en los últimos 20 años. La presidencia se peleará en Wisconsin, Michigan, Virginia, Pensilvania, Arizona y Georgia. Las distancias en todos ellos son bastante pequeñas como para terminar con un resultado similar a 2020. Podría resultar, incluso, que al final, Harris fuera presidenta con 270 votos ganando en Virginia, Wisconsin, Michigan y Pensilvania, y perdiendo Georgia y Arizona. Es decir, los demócratas aunque van por detrás en las encuestas, teniendo en cuenta la diferencia actual, podrían revertir esta posición y ganar en los cuatro estados claves y alcanzar la presidencia.

Las encuestas conocidas hasta ahora mostraban una mayor desmovilización del voto demócrata, precisamente en estados que habían sido claves en 2020. Veremos si Harris es capaz de movilizar a una parte del voto que pensaba quedarse en casa con Biden. Cuenta con un fenómeno a su favor, en cada última elección el porcentaje de votantes ha sido mayor, y si en las últimas fue del 66% podríamos estar en torno al 70% de votantes, lo que acercaría la presidencia a Harris.

La generación Z supone 41 millones de jóvenes. De ellos señalan que votarán en torno a un 80%. Según diversas encuestas sus mayores preocupaciones son el coste de vida, el control de armas y el cambio climático. De estos 41 millones, el 45% son personas de color, siendo mayoritarios en el Sur y en el Oeste, y aquí estarían estados claves como Georgia, Virginia y Arizona. Si Kamala Harris moviliza a estos jóvenes que se mostraban más desafectos con Biden, las opciones también crecerían.

Otro dato curioso son los nuevos naturalizados, es decir, extranjeros que han alcanzado el derecho a votar. Son 3,5 millones más que en 2020. No parecerán muchos, pero si los analizamos por estados y vemos el número de votos por el que se ganó cada estado, entonces las circunstancias cambian. En Arizona, donde Biden ganó por 10.457 votos, hay 63.857 naturalizados, la inmensa mayoría latinos; en Georgia, hay casi cien mil naturalizados y la diferencia a favor de Biden fue de 11.779 votos. En Carolina del Norte donde Trump ganó por 75.000 votos hay 71.000 nuevos naturalizados. Si en estos estados claves hay una clara tendencia por los demócratas en estos naturalizados, básicamente latinos, también podría revertirse la situación.

En sexto lugar, el factor mujer, si bien no es relevante en los estados republicanos tradicionales, sí tiene mucho peso en los estados clave donde son mayoría de votantes. Como las elecciones se van a decidir por menos de dos puntos, cualquier factor a su favor le suma.

Finalmente, hay un factor novedoso: Kamala Harris es un oponente mucho más duro de roer que Clinton o Biden. Sus años en la fiscalía son como un curso intensivo de debates, es mucho más agresiva y tiene argumentos que quizás Biden no podría usar. Vamos a ver un choque de elefantes, en el que Harris se debería desenvolver mejor en el plano sentimental y en el intelectual. Donald Trump, tiene ahora enfrente a una mujer mucho más joven y curtida en los debates, y esto es nuevo en esta campaña ya que hasta ahora todo estaba basado en la incapacidad de Biden.

Trump ha cometido dos errores de bulto, a mi juicio. Primero, basar su campaña en el descrédito de Biden al que ha dedicado cuatro años de hostigamiento permanente. Su carácter de aspirante presidencial no le permitían dedicar muchos esfuerzos a una vicepresidenta que debería pasar a la historia el día siguiente de las elecciones, ahora deberá ponerse al día contra la vicepresidenta.

Trump deberá recomponer toda su estrategia y eso le llevará a un radicalismo mayor para significarse frente a la radical Harris. Si Josh Shapiro es el candidato demócrata a la vicepresidencia, el aspirante republicano al mismo cargo, se va a encontrar con un hueso muy duro de roer. Un ticket republicano radical con los antecedentes de Trump, puede ser un agujero electoral importante. Ningún republicano ha ganado unas elecciones si no era moderado, por eso Trump se apoyó en Mike Pence en 2016. Incluso Aaron Sorkin en el NYT, ayer, abogaba por Mitt Romney como candidato demócrata, buscando el voto moderado republicano que es muy minoritario pero suficiente para inclinar la balanza.

De momento, en todos los estados claves, Trump tiene ventaja y le basta con no estropear nada para ganar, pero no sería desdeñable que pudiera estropear algo o todo, ante lo que se le viene por delante. El factor del atentado quedó ya olvidado ante las características del agresor. Los republicanos no tienen nada que capitalizar ante un agresor amante de las armas, en cierta forma ha sido víctima de la propia política que defiende.

¿Es Harris la mejor candidata? Más bien es la única posible. En Estados Unidos nadie de Montana sabe nada de la política en Wisconsin, así que la única figura de proyección dentro del partido demócrata es la Vicepresidenta, y es la única que puede capitalizar los años de gestión de Biden, que a pesar de la soflama de algunos, han sido muy positivos. Además necesita los centenares de millones de dólares de Biden, así que el endoso del Presidente era crucial para dar continuidad y evitar abrir una caja de Pandora en la que podrían suicidarse todos los demócratas.

Así que, en conclusión, Harris, en ticket con Shapiro, podría ser la opción ganadora en noviembre. Ahora vamos a ver cómo se reorganizan las campañas. Obama se ha reservado para el momento cumbre en la Convención, allí apoyará a Harris y darán el pistoletazo de salida a la campaña. Cien días de vértigo nos aguardan en la que veremos y escucharemos de todo para al final asistir a un resultado que marcará el rumbo de la historia de Estados Unidos y del mundo.

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