Donald Trump ha anunciado que los aranceles de Estados Unidos se mantendrán en un 10% como tarifa base para la mayoría de los países, pero aumentarán específicamente para China. Esta decisión aclara, en parte, las intenciones de Trump, que hasta ahora eran inciertas incluso dentro de su propia administración. Diferentes posturas coexistían entre sus asesores: algunos creían que buscaba negociar, mientras otros pensaban que su objetivo era una guerra comercial global.
Un ejemplo de estas tensiones internas fue el enfrentamiento público entre Elon Musk y Peter Navarro, asesor de comercio del presidente. Musk criticó duramente las ideas de Navarro llegando hasta el insulto, mientras que Navarro cuestionó los logros empresariales del fundador de Tesla y SpaceX. Este tipo de disputas reflejaba la falta de consenso sobre la estrategia comercial de Trump.
Ahora, parece que Trump usará los aranceles como una herramienta dual: por un lado, para castigar a China, a la que considera el principal rival estratégico de Estados Unidos desde su primer mandato; por otro, como un mecanismo fiscal para generar ingresos federales, reducir el déficit y, posiblemente, bajar otros impuestos internos. Sin embargo, los aranceles también funcionan como un impuesto indirecto para los consumidores estadounidenses, al encarecer los productos importados.
Trump ha establecido un periodo de 90 días para que 75 países, según él, negocien acuerdos comerciales con Estados Unidos. Sin embargo, no está claro si esta estrategia responde a un plan inicial o si es una reacción a la presión de los mercados, empresarios y otros sectores preocupados por una posible recesión e inflación derivadas de aranceles más altos. La buena gestión económica de su primer mandato es una fuente clave de su popularidad, y un error económico al inicio de su presidencia podría ser políticamente costoso.
A pesar de que medidas como la desregulación y el impulso a la extracción de energía van en la dirección de un mayor crecimiento económico, sus efectos tardan en materializarse, de modo que Trump podría estar optando por moderar su enfoque arancelario en estos primeros meses para evitar un impacto económico inmediato. No obstante, la incertidumbre persiste, y en tres meses podríamos enfrentar un escenario similar al actual, con nuevas tensiones comerciales y sus consecuencias.