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¡A la vuelta de la esquina!

Elecciones "a la vuelta de la esquina" quizá sea más una expresión para sosegar mi espíritu que para predecir la salvación de la democracia española.

Elecciones "a la vuelta de la esquina" quizá sea más una expresión para sosegar mi espíritu que para predecir la salvación de la democracia española.
Pedro Sánchez y Begoña Gómez, votando. | EFE

Madrid. Tarde canicular de fin de julio. Estoy refugiado en el salón de lectura de la Biblioteca Nacional. Busco expresiones para darle algo a mis lectores. Concentro mi atención en las últimas noticias sobre el presidente del Gobierno y la conclusión es simple: no tiene otra salida que la convocatoria de elecciones. Lo hará a la vuelta de la esquina, o sea para el otoño, porque no tiene Presupuestos y la Justicia lo tiene acorralado. Ni siquiera la ley de amnistía, absolutamente inconstitucional, según el Tribunal Supremo, está sirviendo para lo que él quería. La última noticia sobre el asunto añade más drama al drama, porque el Tribunal Supremo considera que la ley de amnistía vulnera una serie de derechos protegidos en la Constitución, entre ellos el de igualdad, y por eso ha acordado plantear una cuestión de inconstitucionalidad centrada en los delitos de desórdenes públicos y atentado contra la autoridad. Eso significa que la Sala de lo Penal del Supremo lleva por primera vez la ley de amnistía ante el Tribunal Constitucional, que deberá dirimir si es acorde a la Carta Magna.

No plantea el alto Tribunal, y así lo resalta el auto varias veces, "un debate político de mayor o menor calado sobre la ley, sino que asegura que esta ley atenta contra los principios constitucionales y el sistema democrático mismo". Esta "ley", sí, pone en cuestión el entero orden constitucional y democrático. La Justicia, pues, no se da por vencida, aseguramos los trabajadores de la expresión, ante el inmenso poder de Sánchez y Conde-Pumpido. El mundo del Derecho controla y persigue las tropelías del Ejecutivo y sus terminales institucionales, especialmente la Fiscalía General del Estado y el Tribunal Constitucional. El Supremo está defendiendo con uñas y dientes el orden democrático y le dice al Tribunal Político de Sánchez, o sea el Constitucional, que se defina con un sí o con un no sobre la inconstitucionalidad de la "ley" de amnistía sanchista. El auto del Supremo está dando una última oportunidad para que el Tribunal Constitucional limite a Sánchez y, de paso, recupere su legitimidad perdida.

He ahí un argumento más para que Sánchez disolviese la legislatura y convocase elecciones anticipadas. Pero este buscador de expresiones, en una tarde canicular de julio, se teme lo peor. Sánchez aún harán mucho daño a lo poco que queda de democracia. Sé bien que sobre sus hombros pende el peso de la ley que persigue por presuntos delitos de corrupción a su partido y familia, pero no se arrugará, porque la Oposición aún no le presenta una alternativa clara y distinta de Gobierno. Basta ver la displicencia que el PP trata el asunto de los menas y la inmigración ilegal para saber los límites del partido de Feijóo. Nadie excluya que Sánchez aguante y retuerza el brazo de la justicia. Sus apoyos son aún impresionantes, empezando, reitero, por la impericia e ineptitud de los partidos de la Oposición incapaces de movilizar a sus bases y pedir en la calle la dimisión de alguien sin legitimidad alguna para estar en el poder.

O sea. "a la vuelta de la esquina" quizá sea más una expresión para sosegar mi espíritu que para predecir la salvación de la democracia española.

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