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Venezuela, unas elecciones para la esperanza

Si el sistema no fuera tan corrupto, la victoria de la oposición sería un hecho tan previsible como indiscutible.

Venezuela celebra este domingo unas elecciones que deberían ser el fin del chavismo. Si el sistema no fuera tan corrupto, la victoria de la oposición que lidera Edmundo González en forma y María Corina Machado en fondo sería un hecho tan previsible como indiscutible. El deterioro de la situación política y económica es de tal envergadura que su reflejo en las encuestas es una derrota sin paliativos del tirano Maduro. Sus amenazas de provocar un "baño de sangre" y de utilizar el Ejército contra la población evidencian los nervios del embrutecido sátrapa ante la perspectiva de una catástrofe electoral a pesar de todas las trampas del régimen.

Voces tan autorizadas como la del exalcalde de Caracas Antonio Ledezma alertan del peligro de que Maduro trate de sumir el país en una guerra fratricida si las urnas le son adversas, como todo parece indicar. De hecho, si Maduro proclama su victoria estaremos delante de un pucherazo de dimensiones descomunales.

En una entrevista en esRadio, Ledezma ha subrayado el papel de los observadores internacionales para evitar que eso ocurra. Pero por desgracia para España, y aún más para Venezuela, uno de esos observadores es el expresidente socialista español José Luis Rodríguez Zapatero, quien lejos de adoptar un papel neutral y ecuánime ha mostrado su adhesión más rastrera a Maduro, sólo superado en obscenas muestras de adhesión por Monedero. Según Ledezma, Zapatero debería estar más empeñado en impedir que Maduro amenace a los ciudadanos con una masacre que en bailarle el agua al chavismo. Es demasiado pedir a alguien de su catadura.

El expresidente español, distinguido secuaz del Cartel de Puebla, ha recibido suficientes muestras de rechazo por parte de ciudadanos venezolanos como para que podamos llamarnos a engaño sobre su papel, que no es otro que el de justificar y blanquear un régimen de terror que no respeta los más elementales derechos humanos, una cleptocracia siniestra que ha conducido a los ciudadanos a la miseria más absoluta, una dictadura comunista cuyo final se puede empezar a escribir este domingo si se respeta el resultado de las urnas y el Ejército se niega a materializar las amenazas de Maduro.

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