
El expresidente de Argentina, el peronista y kirchnerista Alberto Fernández, se enfrenta a una muy seria acusación de corrupción por el llamado escándalo de los seguros: las irregularidades que el propio Fernández y otros funcionarios cometieron para adjudicar, por decreto, todos los seguros del Estado a una misma empresa. Sí, quién podía pensar que había corrupción tras una medida así.
Las acusaciones son graves, la presunta chorizada es de 20 millones de dólares, y las evidencias se amontonan: conversaciones de WhatsApp y mensajes de audio, por ejemplo, se han publicado y apuntan directamente al expresidente y algunos de sus colaboradores cercanos. Suficiente, desde luego, para que Alberto Fernández se hubiese convertido en un apestado entre aquellos que dirigían auténticas cazas de brujas ante la más mínima sospecha de corrupción.
Pero por si no fuera suficiente con eso, en mitad de este escándalo ha surgido otro: la exmujer del kirchnerista le ha denunciado –ante el juez, no ante un periodista y de forma anónima– por maltrato físico e incluso se han filtrado unas fotos terribles de unos moratones escalofriantes.
Así que, al menos en teoría, en un diario El País que le dedicó 169 portadas a Paco Camps, el expresidente argentino debería ser machacado; en un periódico como el editado por PRISA que ha dado pábulo a denuncias anónimas de acoso sexual que se presentaban en la redacción en lugar de en el juzgado no tendrían que quedar ni las raspas de Fernández.
Sin embargo, ¿qué ha hecho El País? Pues regalarle toda una página de entrevista para que se justifique, lance no tan sutiles acusaciones a su exmujer y se presente como una víctima. A la hermana Fabiola Yáñez resulta que no la creído estos vigías del feminismo universal.
A cualquier político, escritor, artista, cantante o director de cine lo habrían crucificado que ríanse ustedes del Nazareno. Ya no El País, es que toda la izquierda mediática andaría emitiendo fatuas que ni Jomeini.
Imagínense ustedes el apocalipsis mediático y político al que nos enfrentaríamos si la denuncia la hubiese presentado la exmujer de cualquier dirigente de primera línea del PP o de Vox. O, por no salirnos de Argentina, el propio Javier Milei. Lo estoy viendo: especial 24 horas en la Sexta, tertulianos consternados y muy concernidos de la mañana a la noche, acampada frente a la embajada argentina, vigilias perpetuas, el Imagine de John Lennon sonando en todos lados… Casi lo mismo que con Fernández.
Y luego quieren darnos clases de ética… y de periodismo.

