Menú

Inmigración: una ridícula gira africana

De la noche al día, Sánchez da la razón a los partidos de la oposición en un asunto en el que los bandazos son sumamente inadecuados.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acaba de dar muestra de su falta de principios en materia de inmigración. Como si se tratara de una parodia de sí mismo ha sido capaz de cambiar de discurso varias veces durante la insólita gira por Mauritania, Gambia y Senegal. Al arrancar el viaje, el líder socialista ofreció la versión más extendida del argumentario socialista, las puertas abiertas para todo el mundo, la inaudita promesa de 250.000 empleos y las típicas y falsas observaciones sobre la dependencia de la Seguridad Social y el sistema público de pensiones de una inmigración fuerte. Cayó en todos los tópicos del peligroso buenismo de socialistas y comunistas en lo que no tenía más interpretación que el agudizamiento del efecto llamada mientras Canarias, Ceuta y Melilla sufren una crisis humanitaria de unas dimensiones que Sánchez no acierta a comprender.

Tras esas palabras vinieron unas delirantes consideraciones sobre la inmigración "circular", los contratos en origen, la formación en España y los viajes de ida y vuelta de la mano de obra subsahariana. Comenzaba así el abrupto viraje que acabaría con Pedro Sánchez abrazando las tesis de los partidos a los que desprecia, los argumentos de esa supuesta extrema derecha que reclama una inmigración ordenada, las deportaciones de los irregulares y un mínimo control de las fronteras. De modo que Sánchez empezó la gira con un cargamento de ideas disparatadas que no ha tardado en desmentir en un discurso más apegado a la realidad y con el acento puesto en la legalidad y en contra de las mafias que trafican con inmigrantes.

Se desconocen las razones de tan insospechado giro de guión, una alteración sustancial del discurso que ha causado primero asombro y después desagradado y desconcierto en sus aliados. De la noche al día, Sánchez da la razón a los partidos de la oposición en un asunto en el que los bandazos son sumamente inadecuados. No deja de sorprender incluso tratándose de Sánchez que carezca de ideas y principios claros en materia de inmigración y se deje llevar de manera tan clamorosa por la improvisación, que sea incapaz de distinguir entre los mensajes que operan como efecto llamada y aquellos otros que desincentivan la entrada de inmigrantes por métodos delictivos, que un día ofrezca trabajo a paletadas y al siguiente modere sus efusiones africanas y abogue por el control de fronteras, la regulación de los flujos migratorios y la deportación sin matices de quienes hayan llegado a España al margen de la legalidad.

Sin embargo, sostenga unas u otras ideas, la certeza principal es que Sánchez se maneja en este ámbito como en todos los demás, sin ninguna coherencia, al albur de las circunstancias y con cálculos meramente partidistas y electoralistas. Prueba de ello es la pavorosa inoperancia del Ejecutivo ante la llegada masiva de cayucos a las Canarias, su pasividad frente a las autoridades marroquíes que no sólo permiten sino que alientan la inmigración irregular de su propia población, ya se trate de adolescentes o de jóvenes en edad militar. O la impotencia a la hora de afrontar los retos de todo tipo que implica la atención a los menores no acompañados o la regularización de quienes han logrado un empleo.

Nada extraño en un gobernante capaz de negociar con sus socios separatistas la cesión de las competencias del Estado en inmigración, de alentar el descontrol con sus discursos. Lo normal en quien inauguró su mandato en 2018 haciendo ostentación de que España era un puerto seguro para las mafias al hilo del recibimiento al buque Aquarius y quien sólo cuatro años después contempló impasible la masacre de la valla de Melilla.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal