Desconozco los planes del PP para retornar a la idea de nación española, base del Estado, y de cualquier Estado democrático que se precie de la división de poderes. Nadie esgrima ilusiones y subterfugios idealistas remitiéndome a la Constitución de 1978. Una genuina alternativa democrática al destrozo revolucionario llevado a cabo por el sanchismo implica mostrar, como ha dicho Jaime Mayor Oreja, "un proyecto global, total, de reversión de todo el proceso (revolucionario), o de una gran parte del mismo, y que se conozca antes de la celebración de las próximas elecciones".
Tiene razón el exministro del Interior de Aznar. Nadie ha visto en España expresado con contundencia y determinación la recuperación del fundamento de la esencia democrática en los programas políticos de la Oposición al revolucionario Frente Bolivariano de Sánchez. Lejos de mi intención hacer mofa de las contradicciones en las que caen el PP, pero, por favor, no es de recibo que el portavoz del PP diga que no llamarán jamás a declarar a la esposa de Sánchez y, a otro día, diga lo contrario el jefe del grupo parlamentario del PP. Por eso, creo que el plan del PP para oponerse al Frente Revolucionario es tan viable como asumible por Pedro Sánchez. Son pellizquitos de monja. El monstruo sanchista arrasa todo lo que se pone por delante, mientras que Feijóo da grititos de alarma. La Oposición está bien cebada, casi abotargada, de comida rápida y barata del gobierno de Sánchez. No logra desperezarse de sus tumbonas autonómicas.
El PP está lejos de haber construido una Alternativa seria y rigurosa al régimen socialista para rescatar a la democracia del abismo. Porque todas las políticas socialistas han estado dirigidas a terminar con la democracia, el PP debería ser inflexible a la hora de pactar nada con el sanchismo. Y, sin embargo, los de Feijóo pactan con el PSOE y más de lo que creemos. El PP perdió, después de las elecciones europeas, la gran oportunidad de desenmascarar al sanchismo, al frente revolucionario, porque sigue en el mismo grupo parlamentario que el PSOE. Sí, sí, PP y PSOE son socios en la UE. En este contexto, la demanda de Mayor Oreja al PP no es ingenua sino genuinamente moral, lucha por una causa perdida. No está sólo. Hay millones de españoles que siguen creyendo en esa causa perdida: la Nación. No perdamos la esperanza.
Hay gente también en el PP dispuesta a dar, de verdad, esa gran batalla moral y política por la genuina democracia. Nada tienen que ver esas personas con aquella otra facción de PP que todavía suspira por llevar a cabo grandes pactos de Estado con el PSOE. ¡Majaderos! Son tan obtusos como quienes llevan perdiendo el tiempo negociando con los separatistas del PNV y de Junts. Todos esos caminos llevan al abismo. En España sólo hay un debate político clave: democracia o revolución. Es obvio que está ganando la revolución, entre otros motivos, porque los defensores de la democracia no logra construir una genuina Alternativa democrática de carácter nacional.