El Congreso del PSOE del próximo mes de noviembre será decisivo para el futuro político de Sánchez, acuciado por las traiciones continuas a los votantes con el único fin de mantenerse en La Moncloa. Las voces que ya han comenzado a alzarse en el seno del PSOE en contra de la deriva del Gobierno, con el acuerdo de una fiscalidad a la carta para Cataluña como la gota que puede colmar el vaso de la paciencia socialista, han obligado a Sánchez a adelantar un año la celebración del Congreso Federal del PSOE. El objetivo de Sánchez es acabar de raíz con estos tímidos conatos de disidencia interna a través de un proceso congresual planteado en términos plebiscitarios.
El sanchismo ha sometido al PSOE a la contradicción que supone aprobar el aumento de los privilegios de una de las regiones más ricas de España a costa de empobrecer a los territorios más desfavorecidos, haciéndolo, además, en nombre de la izquierda y la socialdemocracia. Por más que Sánchez y sus palmeros pretendan hablar de política confederal para justificar esta rapiña institucionalizada, es evidente que un partido que se pretende de ámbito nacional no puede sobrevivir a medio plazo si su tarea consiste, precisamente, en desvertebrar territorial, política y financieramente a la Nación.
Los abusos de Sánchez hacia su partido están ya teniendo consecuencias devastadoras, como se ha podido comprobar en las últimas elecciones celebradas en nuestro país. El desplome del PSOE fuera de Cataluña ya está en marcha de manera acelerada en beneficio de las izquierdas separatistas, grandes beneficiarias de la traición de los socialistas a su electorado tradicional. Y donde no hay sustituto separatista del socialismo de siempre surgen grupos como Más Madrid, que arrebatan al PSOE grandes bolsas de votos o, directamente, el partido socialista cae en barrena, como ocurre en territorios tan importantes históricamente como Andalucía.
Esto último es lo que tiene aterrados a dirigentes históricos del PSOE y a no pocos de los barones actuales, que ven en Sánchez un riesgo cada vez más cierto de que su partido implosione llevándose sus gobiernos regionales y locales por delante. El Congreso Federal del próximo mes de noviembre será, posiblemente, la última posibilidad para que los socialistas reaccionen y pongan coto a los desmanes de un personaje letal para España y para su propio partido. Se trata de elegir entre sanchismo o PSOE, una disyuntiva que debería quedar circunscrita al ámbito de la izquierda pero que, con el Gobierno de España en estas manos, adquiere una indudable dimensión nacional.

