La respuesta es obvia: un esclavo del sanchismo, o mejor, un fiel servidor del régimen totalitario que desea imponer Sánchez en España. La última institución que le quedaba al sanchismo por colonizar era el Banco de España. Ya lo ha conseguido. Ha colocado ahí a uno de sus ministros. Será una pieza clave para muchos de los chanchullos de Sánchez con la banca privada española. La estrecha colaboración de los bancos españoles con la cátedra de la señora Gómez, en la degradada Universidad Complutense, será uno de los modelos del sanchismo que deberá desarrollar Escrivá en su nuevo puesto. Todo es claro y diáfano en las dictaduras: la banca española no moverá un sólo dedo contra Sánchez. Ellos son así de patriotas.
Dicen de este Escrivá que no era malo, en su lejano pasado profesional, con la economía. Puede que sea verdad, aunque de dinero y santidad, como dice el refrán, la mitad de la mitad… Demos por bueno que este antiguo funcionario del Banco de España quizá fuera competente en su materia, pero el problema es que su colaboración con Sánchez lo ha convertido en un esclavo más del regímen sanchista. Así son las puertas giratorias. Dejas de ser ministro y te colocan en el Banco de España para que hagas lo que te mande Sánchez. Escrivá, hoy por hoy, tiene menos prestigio que la palabra de Sánchez. Es sólo alguien que está al servicio de los intereses del sanchismo, o sea, destrucción total de la nación, desaparición del Estado de Derecho, y enriquecimiento ilícito de la casta política.
Escrivá no es ya nadie en materia económica. Es irrecuperable política y profesionalmente. Y es que Sánchez empeora todo lo que toca. Hay autócratas que se dejan asesorar por técnicos cualificados. No es nuestro caso. Sánchez, lejos de dejarse asesorar por la gente que sabe, los usa para sus chanchullos privados. En España el tecnócrata, el especialista, el sabio en alguna especialidad que vendía sus servicios al dictador de turno ha desaparecido. Sánchez sólo usa a los tecnócratas para legitimar sus barbaridades políticas, porque no tiene una sola idea que beneficie a los ciudadanos. Escrivá, pues, conseguirá degradar la institución del Banco de España con la misma facilidad que ha degradado el sistema de pensiones en España. Su reforma de la Seguridad Social, en la que ha vuelto a ligar las pensiones a la subida del IPC, es un fracaso absoluto. No ha dado ni un solo paso correcto para garantizar la sostenibilidad del sistema. Y la otra medida estrella de Escrivá, el llamado ingreso mínimo vital, sólo lo recibe el 36% de los potenciales beneficiarios.
En fin, de desastre en desastre, el supuesto sabio de la economía gobernará con mano de hierro el Banco de España al servicio del sanchismo. He ahí un ejemplo hispano de cómo el saber, aunque sea tan lúgubre como el saber económico, al lado de un aprendiz de dictador se convierte en mera ideología. Engaño.