Una semana después de que Pedro Sánchez fracasara al tratar de impedir que el Congreso instara el reconocimiento de Edmundo González como nuevo presidente de Venezuela, el gobierno ha cosechado una nueva derrota al tumbar el parlamento este martes la nociva y liberticida regulación de vivienda por temporada y de habitaciones propuesta por los comunistas de Sumar. Se trata de la trigésimo quinta derrota parlamentaria que el gobierno ha cosechado en poco más de un año de legislatura y esta vez se ha debido a que los parlamentarios de Junts, que inicialmente se habían comprometido con el gobierno a abstenerse, han votado finalmente en contra junto a PP, Vox y UPN.
Aunque es público y notorio que el voto negativo de Junts a esta iniciativa del gobierno se debe a una vendetta por el acuerdo de los socialistas con ERC para convertir a Illa en presidente de la Generalidad, los de Puigdemont han querido justificar su oposición a la misma alegando cosas tales como que se niegan a "tratar una habitación como una vivienda" o que la proposición de ley "invade competencias" de la Generalidad. Bienvenido sea, sin embargo, su voto a negativo a esta proposición de ley del gobierno que, en realidad, es absolutamente nociva por ser una nueva vuelta de rosca en la estrangulante y dirigista regulación del mercado del alquiler en España, que lo que requiere, por el contrario, es libertad contractual y seguridad jurídica a la hora de hacer cumplir los acuerdos. Y es que el Ejecutivo social-comunista no sólo se opone a la liberación de la construcción de vivienda nueva sino que disuade la puesta en alquiler de las ya existentes con una regulación que, con independencia de lo que estuvieran dispuestos a acordar arrendador y arrendatario, pretende imponer un límite de este tipo de alquiler a seis meses, una fianza máxima de media mensualidad o que los inquilinos puedan irse sin penalización pasado el primer mes o que hagan las obras que consideren oportunas y resten el coste de la renta del mes siguiente. Vamos que, no contento con haber deteriorado el mercado del alquiler tradicional con su disparatada ley de vivienda, el Gobierno pretendía también dificultar los alquileres de temporada y de habitaciones con mayores restricciones a su oferta.
Aun así, y a pesar del fracaso del gobierno a la hora de intentar solventar los problemas que causa el intervencionismo con más intervencionismo, los partidarios de la liberalización del mercado del alquiler como forma de abaratar el acceso a la vivienda no debemos dar por asegurada esta victoria por pírrica que sea. Nada nos asegura, tal y como temen los expertos, que el Gobierno pasado un tiempo vuelva a intentar sacar adelante esta medida.
Y, finalmente, que nadie se autoengañe con la idea de un anticipo electoral, tal y como cierta derecha política y mediática acaricia cada vez que el Gobierno sufre un revés en el parlamento: Sánchez está dispuesto a seguir en la poltrona hasta 2027 aunque sea a costa de no poder sacar adelante sus iniciativas, tal y como ha reiterado este miércoles en el Congreso. Y que a esta antidemocrática y confesa pulsión de Sánchez de gobernar "con o sin el apoyo del poder legislativo", Bolaños la llama ahora "paciencia legislativa". Para reír si no fuera para llorar.