El plan del Gobierno para aplastar a los medios que informan sobre la corrupción en la familia del presidente, los desmanes socialistas, las barbaridades comunistas y las tropelías separatistas es un disparate totalitario de principio a fin. De entrada, el nombre, "plan de regeneración democrática". ¿Regeneración democrática? Es exactamente todo lo contrario, una barbaridad que desnuda las verdaderas intenciones liberticidas de Pedro Sánchez, su propósito de arrasar con los medios que le llevan la contraria, que no le gustan y que difunden las novedades judiciales de los casos que afectan a su señora esposa y a su hermano, un genio, pero no de la música sino del absentismo laboral.
Regeneración democrática... Es que hay que reírse. Resulta que la democracia está en peligro por los efectos altamente tóxicos de los bulos. ¿Pero qué bulos si es el Gobierno el principal suministrador de mentiras de la industria nacional del fango? Como no conocen la vergüenza no se les cae la cara cuando tienen el cuajo de atribuir a los demás aquello mismo que practican sólo ellos, la producción y propagación de propaganda infecta e infame a través de todos los medios a su alcance.
El plan incluye la despenalización de las injurias a la Corona y los ataques contra las creencias religiosas, salvo las islamistas, claro está. De modo que personajes como Willy Toledo se podrán ciscar en Dios y los santos a placer. O en el Rey y su familia. Pero cuidadín con mentar el nombre de Begoña Gómez en un contexto que no sea de adulación, pleitesía y peloteo. Pocas bromas con eso. O mejor ninguna.
No se puede caer más bajo. Son un chiste. Pero también Maduro es un chiste y se cuentan por miles los muertos, los secuestrados, los desaparecidos y los presos tras la última "fiesta de la democracia" de Zapatero y Monedero en Venezuela.
La gracia en Caracas es que la Navidad comienza el 1 de octubre. Aquí consiste en que la regeneración democrática es acosar a los medios en vez de destripar las cuentas de los partidos y sus fuentes de financiación o impedir los pelotazos de individuos como el antecitado Zapatero. Por no hablar de las extensiones mediáticas del Gobierno dedicadas a blanquear cualquier delito por monstruoso que sea.