Voy a ser muy claro con esta opinión desde el principio. Sin paños calientes. Anoche en el Metropolitano sentí asco. Asco, rabia y sobre todo impotencia. Y sentí las 3 cosas porque jamás justificaré a los cafres. A los de siempre. A los que sobran en el Atlético de Madrid. Jamás los justificaré. Llegué al estadio en metro dos horas antes. Ningún problema. Conviví en el vagón con camisetas rojiblancas y blancas. Ningún problema. Estuve fuera del estadio viendo cómo ambas aficiones se mezclaban. Ningún problema. Niños con la camiseta del Real Madrid al lado de otros con la camiseta del Atlético, haciéndose fotos y disfrutando de la tarde-noche. Ningún problema. ¿Por qué entonces? ¿Por qué estropean siempre los mismos algo que no tenía ninguna razón para estropearse? No, no lo entendí ayer, no lo entiendo hoy y no lo entenderé jamás porque esa gente me produce asco, rabia e impotencia.
Es injustificable el bochorno de anoche. Injustificable. No entiendo que alguien lance mecheros en un campo de fútbol. No puede ser. No lo concibo. Aunque te digan misa. Aunque te provoquen, cosa de la que hablaré un poco más adelante. No. No hay justificación ninguna para coger un mechero, una botella o cualquier otro objeto y lanzárselos a un futbolista rival. ¿Qué son, animales? Y perdón para los animales, porque ellos tiran de instinto. Igual pasa con cánticos racistas u homófobos. No los concibo. Llamadme lo que queráis. No hay motivo racional para montar semejante bochorno en un campo de fútbol.
La verdad es que tengo varias cosas claras tras lo de anoche. La primera es la persecución absoluta y sin justificaciones a cualquiera que, como pasó en el derbi, se comporte como un ser sin civilizar. Se localiza y fuera. Ya. Pero ya, Miguel Ángel Gil Marín. No se dialoga primero, se justifica después y se actúa más tarde. ¡A la calle ya! Y no solo el que lo tira y se ve en el vídeo sino los que alrededor le felicitan y le azuzan. No me vale solo con el que lo tira. También al que esconde su cara con un pasamontañas. A todos. ¡Fuera!
Primero acabemos con los cafres, cuya existencia dentro de un campo de fútbol es el origen del problema y luego, que también es importante, persecución absoluta a cualquier futbolista, entrenador o directivo que busque guerras incitando a que estas se produzcan. Porque ayer sentí asco por varias cosas y una de ellas también fue por los gestitos de chulería de Thibaut Courtois retando con la manita tras el 0-1 del Real Madrid. ¿Eso justifica lo que ocurrió después? Ni de broma, pero también habrá que comentarlo. Porque si no lo comentamos estamos contando la mitad de la historia. Eso se llama ocultar hechos y eso a la postre acaba en manipulación. Eso sí, a mí no me engañan los cafres. No no, a mí no me engañan. Esa gente, los de siempre, no son violentos por Thibaut Courtois. La gente violenta actúa así con o sin provocación. Esa gente es así con o sin Courtois en la ecuación. Porque por mucho que la manita del exportero rojiblanco sobrase, esta gente no hacía de monaguillos en misa antes de los gestos de Courtois. Han hecho cosas peores dentro y fuera del campo antes de Thibaut. No sé al resto... a mí no me engañan.
Por otro lado, no me valen las palabras de los jugadores del Atlético justificando el irse a la zona del Frente a dedicarles el empate. Ayer no tocaba. Me da igual que en esa zona del campo haya gente que no haya hecho nada. Hay que usar la cabeza. Ayer te quedas en el medio del campo, te despides de la gente y te vas. Porque ayer el partido se tuvo que suspender por gente que estaba en ese lado del campo y al enemigo ni agua. Al enemigo que hace que tu imagen como club se ensucie, ni agua. Al enemigo que te hace tener que ir a hablar, en pleno partido, con gente con pasamontañas, ni agua. ¡Qué imagen, por favor! ¡Qué vergüenza! El Cholo y varios jugadores pidiendo a los de siempre que parasen de tirar cosas antes de que se suspendiese temporalmente el choque. Les avisaron varias veces y no pararon hasta que se suspendió el encuentro. Vergüenza.
Dicho todo lo anterior, hoy me siento examinado. Sí, examinado. Analizado. Y lo siento yo, mis compañeros periodistas del Atlético de Madrid y el 99% de la afición del conjunto rojiblanco. Hoy parece que estamos de examen. Como si tuviésemos que defendernos ante otros y aprobar un examen para demostrar que no somos como los que ayer tiran un mechero. O que no somos los que justifican o promueven esos actos. Sí sí, porque los hay que dicen que nosotros perdonamos y justificamos esos actos. Solo voy a decir una cosa como aviso a navegantes. A mí, como mucho, me examina un profesor, es decir, alguien que sabe de lo que habla y lo defiende de verdad. A mí no me da ‘clases de tenis’ alguien que en su vida normal no sabe ni coger la raqueta. Traducción: lecciones, de algunos, ninguna. Yo no justifico ni lo de hoy ni otras cosas. No solo en fútbol. Fuera, no justifico a racistas, homófobos, machistas, abusones, chulos, autores de bullying en cualquier ámbito, actitudes violentas, puñetazos a paredes, violencia verbal, acosadores en redes, guerreros de discoteca porque uno te miró mal etc etc etc. Ni en serio ni de broma. Así que a dar clase de tenis el que sepa jugar.
Por último, a nivel deportivo. Partido aburrido y plomizo por el miedo de ambos a perder. En cuanto al Atlético, me fui enfadado y decepcionado. El empate, para mí, no es bueno y menos viniendo de dos derbis ganados en casa. Sí, visto cómo iba la cosa y porque algunos se veían ganando, el empate se celebró, pero sigo esperando mucho más. Demasiado miedo de ambos a perder Julián, Griezmann y Sorloth juntos y no generas casi nada. Sin Koke, perdidos. Este Atlético tiene que empezar a juntar las piezas y mejorar desde ya. El partido de ayer era para ser sólidos y picar arriba, pero arriba no hay fluidez. Cada día, un ataque nuevo. Cada día, una combinación nueva. Están perdidos. Se necesita un plan sólido y continuado. Aún así, otro días más, el Real Madrid no gana al Atleti y ya van cinco derbis de seis en los que el equipo de Ancelotti se queda con las ganas. También habrá que decirlo.