Los sindicatos CCOO y UGT le han cogido afición a manifestarse ante la patronal. El pasado 26 de septiembre convocaron a los delegados y liberados —que son los únicos que pueden personarse a las 11:30 de la mañana— en la calle Diego de León, 50 sede de la CEOE. Hicieron una paparrucha de mitin y salieron en el telediario. Pepe de UGT —¡qué fondo de armario tiene este hombre!— lució un original grunge skater en tonos azules muy estudiado y sin pasmina. Cualquier día nos sorprende con una perorata a ritmo de rap:
Ojalá pudiera removerte la conciencia. Yo soy de un sindicato y nos sobra la paciencia.
Amenazó con volver: "Esto va para largo", y se despidió.
¿Qué sería un mitin sindical sin bravuconadas? Aquí sí hubo novedades y esta vez no tiraron de repertorio ("Esto va en serio; conflictividad creciente; movilizaciones de alto voltaje; duras y contundentes"). El jueves arriesgaron y dieron un paso más, quizá irreversible si se consuma, hacia el incierto futuro del diálogo social. La advertencia la hizo el señor Sordo de CCOO —que sigue sin acertar con su urban sindical style. Esa chaqueta ochentera de boda y bautizo le chafa el look—: "A esta negociación le quedan dos telediarios. Si CEOE no cambia su actitud no vamos a llegar a un acuerdo y vamos a instar al Gobierno a que tome posición". O dicho de otra manera: "Rinde la plaza Garamendi o te achucho a Yolanda". Así hace sindicalismo cualquiera.
En abril de 1998, CCOO y UGT comenzaron una campaña de información y movilizaciones por las 35 horas semanales. Se manifestaban contra el Gobierno de José María Aznar. Le exigían que legislase a favor de su implantación. "Por el empleo y la solidaridad. 35 horas", fue el lema del 1 de mayo de ese año y "UGT por las 35 horas" el del 37 Congreso del sindicato socialista, celebrado en marzo. Cómo son las cosas que 26 años después reivindican la jornada de 37,5. Yo creo que es por fastidiar a los peripuestos de la CEOE y verse en la tele. Les pirra.
Hasta el PP les ha pasado por la izquierda: 36 horas a la semana (nueve horas cuatro días). Se lo van a explicar a don Pepe y al señor Sordo. Una pérdida de tiempo. Alberto Núñez Feijóo fue presidente de Correos de 2000 al 2003. Allí encontró a unos sindicalistas razonables (e inamovibles, van para 30 años en el cargo) que, por lo visto, le provocaron un persistente síndrome de Estocolmo. Esperemos que lo supere pronto.
La última actualización de Eurostat referente al "Número medio de horas semanales habituales de trabajo en el empleo principal" lleva fecha del 12 de septiembre. La media de la Unión Europea para 2023 se sitúa en 37,1. En España el dato del año pasado es de 37,6 horas semanales. ¿La reivindicación de los sindicatos para reducir la jornada laboral se mide en minutos?
Desde que la exlideresa de la nonata izquierda a la izquierda de… ejerce de gobernanta chipiritiflautica, CCOO y UGT van dopados a las negociaciones. Cada mandoble que Yolanda le atiza a la patronal les provoca un subidón de endocannabinoides. Además, la asistencia a las reuniones les cuenta para la subvención (4.112.758€ ingresaron UGT y CCOO en 2023 en concepto de capacitación para el Diálogo Social y la Negociación Colectiva. Lo paga el Servicio Público de Empleo. A saber por qué). El pasado mes de enero fue por el salario mínimo: "Trabajo advierte a la CEOE de que si no pacta una subida del SMI del 4%, acordarán con los sindicatos un aumento mayor". En junio comenzaron las presiones para torcerles el brazo en materia de jornada: "Tiene (la CEOE) hasta el próximo lunes. En caso contrario, ‘tendremos que tomar una decisión’. Desde el Ministerio niegan que sea un ultimátum, pero los términos en que se ha formulado el aviso son contundentes", informaba la prensa adicta. Las declaraciones eran del secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey.
La intromisión de la vicepresidenta Díaz, con el aplauso de CCOO y UGT, ha alterado el siempre difícil equilibrio de la concertación social. La autonomía de las partes hay que creérsela y hacer que se respete. Difícil tarea para enmoquetados que han convertido sus sindicatos en negociados del Gobierno. En 1994 el presidente de la CEOE, José María Cuevas, suspendió un acuerdo (sobre ordenanzas laborales) ya firmado con Cándido Méndez y Antonio Gutiérrez, porque estos se habían entrevistado con el ministro de Trabajo y tratado sobre el particular.
Desde 1989, año en el que conspiró contra el "españolista" Justo Domínguez y se hizo con el control de la UGT de Cataluña, lleva luciendo palmito don Pepe. Tres décadas y un lustro. El señor Sordo, que es más joven, va por los 24 años de carrera sindical. Deben estar aburridos de verse. Si Garamendi, que necesita un poco de Sunsilk en el flequillo, estuviese espabilao —difícil— les ofrecía las 35 horas a cambio de su retiro. Total, si en Francia las tienen por ley… y trabajan 37,2 a la semana.