
Con el PSOE en el Gobierno la duda pende siempre sobre el buen ciudadano y beneficia sólo al delincuente. Llevado a la máxima indecencia aparece Bildu, que es Batasuna, que es Otegui, que es ETA, desarmando al Estado por ley.
Pedro Sánchez no tiene límite en su agónica lucha por no despeñarse. ETA y un puñado de golpistas, uno de ellos prófugo, le van sacando las miserias necesarias para acabar con España como estado democrático. Lo penúltimo es la Ley de Seguridad Ciudadana que ha pactado con Bildu, el enésimo disfraz etarra. Nos quieren hacer discutir sobre si las balas de goma de los antidisturbios hacen daño o sobre si es ético devolver "en caliente" a un tipo que salta la valla de Ceuta. Con eso se llenan cientos de horas de wiki-tertulias. Pero nos perdemos los detalles.
Mertxe Aizpurúa, la que pacta la Ley de Seguridad Ciudadana con Sánchez, fue editora del diario Egin y directora del Gara. También fue responsable de Punto y Hora de Euskal Herria, una revista en la que publicó un artículo, en septiembre de 1983, que le supuso una condena por enaltecimiento del terrorismo. El título no dejaba mucho lugar a dudas: "Por los gudaris de ayer y hoy".
La sección "Agurrak" (Saludos) del Egin que dirigió Aizpurua ponía en contacto codificado a los etarras, y no precisamente para felicitarse los cumpleaños. Pero también, como desveló José María Zuloaga en La Razón, había espacio en esas páginas para dar órdenes concretas disfrazadas de anuncios clasificados: "Txoria bota" (dispara al pájaro), "Txoria askatu" (libera al pájaro). El pájaro era José Antonio Ortega Lara, secuestrado. Cuando la Guardia Civil, que ya no usará pelotas de goma, liberó al funcionario de prisiones, el Egin de Aizpurua tituló: "Ortega vuelve a la cárcel".

El secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, paradigma del salvajismo, ha prescrito beneficiando, gracias al olvido planificado, a varios jefes etarras. Pero queda en la retina, imborrable, la portada que el Egin, el diario de Aizpurua, sacó a la venta el domingo 13 de julio de 1997: "El edil del PP apareció con dos disparos". Sin verdugo, sin nombre, sin historia. Sinvergüenzas.

Ya con Egin cerrado por Baltasar Garzón, Aizpurua se colocó al frente del Gara y junto a Marcelo Otamendi publicó, el 7 de junio de 2001, una entrevista con dos jefes etarras encapuchados con los que posó para abrir la portada de su diario. Como es lógico, hubo una investigación policial contra la que Aizpurua alegó secreto profesional. Mataron antes y matarían después. Ella sabía —lo supo siempre— dónde estaban.

Ahora Mertxe Aizpurua posa sin miedo como portavoz de Bildu en el Congreso y como mejor apoyo de Pedro Sánchez para aprobar esa nueva Ley de Seguridad Ciudadana sin balas de goma. Txoria bota?
Esta insoportable degeneración de la democracia procede de la rendición ante una banda terrorista protagonizada por José Luis Rodríguez Zapatero, el coach de Nicolás Maduro. Todo lo malo que sembró el gorila español del gorila rojo sirve ahora para que Pedro Sánchez siga en el poder minando las instituciones sin freno.
No olvidemos que, en paralelo a toda ignominia de orden legal como la de esta "Ley Aizpurua", y gracias también al cuentanubes, hay dos comunidades autónomas que hacen y deshacen lo que les viene en gana mientras algunos ineptos siguen diciendo que España ni se ha roto ni corre riesgo. En el caso del País Vasco no hay mayor agravio que la cesión de competencias en materia penitenciaria, otro triunfo indiscutible de la banda terrorista ETA que saca a sus miembros de la cárcel para que paseen ante las víctimas.
Primero disimularon con lo del perdón y la colaboración para esclarecer los más de 300 asesinatos sin resolver. Luego se limitó el asunto a que el etarra fuera majete y hablara en cortometrajes sobre el dolor y el sufrimiento, siempre que fuera el padecido por unos y otros. Y al final todo ha quedado en una peineta en el cementerio. Hemos vencido a ETA. Por eso no hay gobierno sin su permiso.
Hay pocas cosas más claras: mientras algunos debaten sobre el material que deberían usar los antidisturbios en sustitución de las pelotas de goma, los que gestionaban los anuncios por palabras de ETA en Egin y Gara y excarcelan a los pistoleros se encargan de nuestra seguridad. Seguro que alguien ha dicho que esto no podía pasar en España.
Pedro Sánchez regaló el Sáhara a Marruecos y reconoció el Estado palestino en medio de las incógnitas sobre la infección de su teléfono móvil; se negó a reconocer como presidente electo de Venezuela al vencedor de las elecciones, Edmundo González, porque le acechan las maletas de Delcy Rodríguez y ahora le prende a Aizpurua (Otegui) en la solapa la chapa de sheriff porque no le llegan los apoyos a fin de mes.
Acabaremos acudiendo a la llamada de los ayatolas iraníes, banqueros de su viejo socio podemita. Este tipo nos hunde, pero de verdad y a todos. No hace falta que lo diga The Economist, pero no está de más que lo resuma: "aferrado al poder a costa de la democracia".
No habrá balas de goma, pero quedará, como amenaza eterna, el recuerdo de aquellos "dos disparos".