
La ronda de reuniones convocada por Sánchez con los presidentes autonómicos es una manera burda de tratar de hacer pasar como algo normal una aberración jurídico-política como la soberanía fiscal de Cataluña. Ese es el único acuerdo bilateral que le interesa a Sánchez; las reuniones con las otras catorce comunidades del régimen común son una estratagema para fingir que todas las autonomías van a negociar su financiación con el Gobierno también de tú a tú.
Así lo entendió en su día el Partido Popular, cuya directiva advirtió a los ciudadanos de este intento de engaño de Sánchez, a través de unos encuentros cuya finalidad era desgastar al PP y tratar de mostrarlo como un partido dividido en su respuesta política al pacto de Sánchez con ERC. Siendo todos los dirigentes del PP conscientes de la trampa, la pregunta es evidente ¿A qué van entonces a La Moncloa?
Los primeros comparecientes en las sesiones bilaterales de Sánchez, Alfonso Rueda y Juanma Moreno, presidentes de Galicia y Andalucía respectivamente, explicaron al término de sus encuentros la utilidad de estas conversaciones: Cero patatero. Que es lo lógico cuando se acude a una reunión sin orden del día ni trabajos preparatorios para tener una base sobre la que negociar. De hecho, los dos presidentes populares ni siquiera recibieron por parte del presidente del Gobierno una oferta de mejora de financiación de sus respectivas autonomías, que es lo único que podría servir como excusa para que el resto de presidentes populares acudiera también a la Moncloa a dialogar. Porque si la asistencia a esas reuniones sirve únicamente para decirle a Sánchez que sus enjuagues con los separatistas están muy mal, bien podrían ahorrarse la gasolina del coche oficial y las dietas: es algo que todos los votantes del PP saben bien sin necesidad del paripé monclovita.
La única dirigente popular coherente con la posición inicial de su partido ha sido la presidenta de Madrid, que dijo desde el primer momento que no iba a blanquear la política sanchista con el separatismo, prestándose a un encuentro sin una lista de temas de interés sobre los que tratar. Si el tipo te injuria hay un motivo añadido, pero lo sustancial es fijar la imagen de que el PP no negocia con Sánchez asuntos bilaterales para validar sus negocios con los separatistas, que es justamente lo que la cúpula del PP dijo desde un principio.
Díaz Ayuso no ha hecho otra cosa más que seguir aquel mandato inicial. Lo que cabe preguntarse, por tanto, no es si la presidenta de Madrid "respeta la institucionalidad", sino qué pretenden los demás presidentes populares reuniéndose con Sánchez en La Moncloa, salvo hacerse un publirreportaje para abrir el telediario esa noche en su televisión regional.
