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Carmelo Jordá

A Sánchez le van a hacer falta más actos contra Franco

Se trata de deslegitimar la democracia actual y acercarnos a un borde desde el que Sánchez y los suyos puedan intentar saltar a otra legalidad.

Se trata de deslegitimar la democracia actual y acercarnos a un borde desde el que Sánchez y los suyos puedan intentar saltar a otra legalidad.
Europa Press

El Gobierno tiene muy difícil aprobar los presupuestos y cualquier ley que propone al Congreso puede ser rechazada o, casi peor, desfigurada durante el trámite parlamentario necesario para conseguir así el apoyo de unos socios que en no pocas ocasiones tienen intereses contrapuestos.

Dicho de otro modo: no puede gobernar en el sentido que en las democracias occidentales se le da a ese término.

Además, se enfrenta a un calendario judicial que hace parecer cosa de chiste los tormentos que sufrió Nuestro Señor Jesucristo en Su pasión: la mujer y el hermano del presidente están imputados, como lo está también el Fiscal General del Estado y el más poderoso exministro y exnúmero dos del PSOE. Otros miembros del gabinete están señalados y un colaborador del partido, de varios ministros y de varios ministerios acude cada pocas semanas a los juzgados y canta que ni los tres tenores, mientras las citaciones se multiplican y las revelaciones de los autos e informes judiciales se suceden.

Es decir, que el Gobierno no controla la agenda, es incapaz de colocar una noticia en los medios que no se vea superada por la siguiente revelación y no puede y no va a poder liderar la discusión pública.

Pero, eso sí, Sánchez y los suyos todavía tienen a Franco.

Y con eso piensan que les puede bastar, creo yo, que con sólo sacar a pasear la momia del invicto lo tienen todo hecho y que es algo así como el arma nuclear definitiva contra la derecha, la extrema derecha y la derecha extrema

Así, una vez agotado el asunto de las tumbas del Valle de los Caídos y para conmemorar el gran logro del PSOE cuando hace 50 años acabó con el dictador en su propia cama, Sánchez nos promete nada más y nada menos que un centenar de actos oficiales sobre Franco en 2025.

Sí, han leído bien: un centenar de actos en una año, casi uno cada tres días, para recordar, insisto, que el dictador murió en la cama tras casi cuarenta años de ejercer un poder que no tenía ni Felipe II. Si es que son ganas de hacer el ridículo.

Por supuesto, la cosa tiene una parte importante de cortina de humo: la situación política del Gobierno es tan endeble, su corrupción tan evidente y su entrega a lo peor de la antiespaña tan descarada que hay que distraer a la gente con lo que sea. Y el Francomodín, como lo llama la gente en las redes sociales, siempre cumple, al menos a la hora de enfervorizar a la parroquia izquierdista.

Pero cuidado que no todo es marear la perdiz: con una situación política y, sobre todo, judicial cada vez más imposible en este festival de antifranquismo post mortem hay también una intención más profunda: se trata de deslegitimar la democracia actual y acercarnos a un borde desde el que Sánchez y los suyos puedan intentar saltar a otra legalidad, una tan ilegal como que les permita eludir la acción de la Justicia. Sería, hay que reconocerlo, el mejor homenaje al dictador: acabar con la democracia que lo dejó atrás e ir a otra dictadura.

Para eso, no obstante, yo creo que a Sánchez le van a hacer falta más actos contra Franco, uno cada tres días es poco, qué menos que uno cada dos. Ánimo, Pedro, si quieres, puedes, a ti te lo voy a decir.

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