
Feijóo está dispuesto a hablar con los golpistas catalanes en la medida en que sea útil para destronar a Sánchez. La maniobra no ha gustado a parte del PP, tanto electores como dirigentes, porque Puigdemont tiene como fin destruir nuestra nación y todo lo que sea colaborar con él abunda en ese fin y no es algo muy diferente de lo que hace Sánchez, por mucho que éste esté dispuesto a ceder donde Feijóo nunca lo haría.
Irrite más o menos, el gallego tiene sus razones. Para empezar, forjó su carrera política siendo partidario de un nacionalismo moderado de derechas aparentemente similar a lo que defendían el PNV en el País Vasco y la vieja Convergencia en Cataluña. De hecho, nuestro hombre, cuando era presidente de Galicia, como dirigente conservador de una nacionalidad histórica, se vanagloriaba de hacer buenas migas con los nacionalistas de derechas de las otras dos. Feijóo no quiere renunciar a ese capital. Por otra parte, el hecho de que en aquellas dos regiones españolas la derecha económica sea nacionalista obliga al PP a elegir entre entenderse con ellos o renunciar a gobernar si no consigue una victoria abrumadora en el resto de España. La conclusión para Feijóo es que, les guste más o menos a sus electores y compañeros de partido, está condenado a entenderse con PNV y Junts.
Este razonamiento podía valer para el siglo pasado, cuando los nacionalismos conservadores de Cataluña y el País Vasco se limitaban a pedir dinero y competencias más o menos transferibles. Hoy ya no sirve porque, aunque siguen pidiendo dinero, lo que además exigen ya no se les puede dar so pena de quebrar a la nación. Ya tienen todo lo que razonablemente puede ansiar cualquier dirigente autonomista o federalista. Sólo les queda la independencia y lo que piden son sólo cosas que les sirva para alcanzarla. Colaborando con Junts, lo único que consigue el PP es ayudar a los golpistas a estrechar el dogal que le han ceñido a Sánchez en el cuello para mejor extorsionarle. Si nuestro presidente tuviera alguna línea roja, la táctica sería asumible. Pero, sabiendo que Sánchez vendería a su madre a cambio de un par de semanas más en La Moncloa, ayudar a Puigdemont a que perpetre su crimen no parece la mejor manera de defender a España. Evidentemente, el PP no puede (ni debe) evitar que PNV y Junts voten a favor de sus iniciativas. Pero, eso es una cosa y otra muy distinta negociar su contenido con esos dos partidos porque, en cuanto se descuiden, y en el PP tienen una peligrosa tendencia a hacerlo, les cuelan una disposición adicional que pone en libertad a los etarras o les traicionan y votan con el PSOE a cambio de cualquier disparatada oferta que les prometa Sánchez.
PNV y Junts quieren destruir a España. El PSOE está dispuesto a ayudarles con tal de estar en el poder. El PP no puede tener nada que negociar con esa gentuza. Hacerlo con los límites con los que lo hacen puede que no sea tan criminal como la conducta del PSOE, pero eso no la convierte en inocente. Y encima desconcierta a sus electores empujándoles a los "putinescos" brazos de Vox, que también tiene su peligro.