Menú

Trump inaugura su mandato para acabar de raíz con las políticas izquierdistas

La victoria aplastante de Trump en las pasadas presidenciales se explica, en gran manera, por el rechazo cada vez más extendido a la agenda woke del Gobierno Federal.

La victoria aplastante de Trump en las pasadas presidenciales se explica, en gran manera, por el rechazo cada vez más extendido a la agenda woke del Gobierno Federal.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, durante su toma de posesión. EFE/EPA/ALEXANDER DRAGO / POOL | EFE

La jura de Donald Trump para el que será su segundo mandato en la Casa Blanca da inicio a una nueva etapa política en EEUU que tendrá su reflejo en la política exterior, llamada a una profunda renovación de los esquemas progresistas en los que se han basado las relaciones internacionales bajo la etapa de Joe Biden.

Trump no ha escondido en ningún momento su intención de acabar de raíz con la manera de hacer política de su rival en la carrera a la Casa Blanca, más próxima a las tesis socialdemócratas europeas que a los verdaderos intereses y necesidades de la población norteamericana. No se trata, por tanto, de reformas cosméticas para marcar la impronta de la nueva administración, sino de un cambio radical de los presupuestos sociales, económicos y culturales que el equipo de Biden, espoleado por los grandes medios de masas, ha impuesto como una especie de nueva religión a toda la sociedad estadounidense. La victoria aplastante de Trump en las pasadas presidenciales se explica, en gran manera, por el rechazo cada vez más extendido a la agenda woke del Gobierno Federal, que los multimillonarios izquierdistas que controlan las redes informativas y de entretenimiento han contribuido a imponer en los últimos cuatro años.

El actual mandato de Trump va a estar centrado en cuatro grandes cuestiones: la reforma de la legislación medioambiental, de tinte ultraecologista, que ha paralizado el desarrollo económico, industrial y energético de EEUU, la seguridad de las fronteras terrestres y la deportación de los ilegales involucrados en actividades criminales, la reducción de la carga fiscal a las familias y empresas y, lo que constituye una carga de profundidad con importantes ramificaciones, la erradicación de la agenda progresista en los programas escolares y la supresión de la alocada legislación de género, implantada por Biden en obediencia a los mandatos de las élites izquierdistas norteamericanas, a pesar del rechazo mayoritario de las familias que se han visto obligadas a lidiar con sus efectos nocivos incluso en niños de corta edad.

Se trata de un programa ambicioso en el que Trump va a contar con la colaboración de un amplio equipo de líderes sectoriales caracterizados por su defensa de la libertad y las bases culturales de occidente, en el que ya parece haberse embarcado un número creciente de directivos de corporaciones de ámbito mundial como los gigantes tecnológicos de las redes sociales radicados en EEUU.

La revolución política que ayer dio inicio en los Estados Unidos de Norteamérica es también, qué duda cabe, un aldabonazo a los partidos que mantienen esa misma lucha en el resto de países avanzados y muy especialmente en Europa, donde las élites de Bruselas, al igual que sus pares norteamericanos hasta ayer, tratan de imponer una agenda contraria a los verdaderos intereses de los ciudadanos de las naciones a los que dicen representar. Desde ese punto de vista, y en clave española, es innegable que Vox sale reforzado con el reconocimiento del flamante presidente norteamericano y sus principales colaboradores como el partido de referencia en suelo español. La presencia de Santiago Abascal en la toma de posesión de Donald Trump refleja fielmente esa identidad de principios y objetivos con la primera potencia mundial.

A este respecto resultan lamentables las reticencias, cuando no el abierto desprecio, de no pocos líderes populares a un político que, más allá de su histrionismo, representa los valores que el PP ha olvidado en no pocas ocasiones con su empeño de parecerse al PSOE, en lugar de enarbolar los sólidos principios que caracterizan a su electorado, no muy distantes de los que Trump va a poner en práctica desde hoy mismo en EEUU. Mención aparte merecen Sánchez y sus aliados, a los que ya solo les queda el pataleo infantil que caracteriza a los sectarios ante la inevitable revolución que se cierne sobre EEUU y, sin duda, también sobre Europa.

Sánchez ha llegado a postularse como alternativa a Trump, un alarde de ausencia absoluta de sentido del ridículo de un personaje al que desprecian incluso sus socios más directos. La cercanía de Feijóo con esas tesis absurdas y fracasadas lo caracteriza como un político que solo aspira a heredar lo que quede de España tras la caída del sanchismo, en lugar de convertirse en el líder dispuesto a acabar de raíz con el legado del gobierno más pernicioso de nuestra historia reciente, como tratará de hacer Trump en EEUU.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Libro
    • Curso
    • Alta Rentabilidad