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Sánchez: sólo propaganda frente al despropósito de Trump

La respuesta de Sánchez y los suyos ha sido la que cabría esperar: una enorme impostura.

La respuesta de Sánchez y los suyos ha sido la que cabría esperar: una enorme impostura.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Europa Press

Pedro Sánchez ha organizado este jueves un acto lleno de vacua pompa gubernamental para dar respuesta al esperpéntico show arancelario que unas horas antes había ofrecido Trump desde la Casa Blanca.

El presidente del Ejecutivo ha elegido una sala de Moncloa con la que se quería transmitir la sensación de acto importante, ha hablado –muchísimo– en un tono grave, propio de situaciones dramáticas, ha establecido comparaciones con la pandemia o la Dana y, finalmente, ha anunciado una campaña publicitaria y un plan que sobre el papel "movilizará" muchos miles de millones, pero que en la práctica es más que probable que se quede en agua de borrajas, tal y como ha ocurrido con este Gobierno cada vez que ha anunciado este tipo de ayudas que rara vez llegan a los que de verdad las necesitan.

Eso sí: la comparecencia estaba muy estudiada y la campaña publicitaria que se ha presentado completa y cuidadosamente elaborada, es obvio que Sánchez y los suyos no están improvisando y quieren sacar rédito de la andanada arancelaria de Trump, aunque para hacerlo caigan en la inmensa incongruencia de usar un eslogan –"Compra lo tuyo. Defiende lo nuestro"– tan descaradamente proteccionista que podría usarlo el propio presidente americano.

En definitiva, la respuesta de Sánchez y los suyos ha sido la que cabría esperar: una enorme impostura, un intento descarado de sacar rédito político de una situación de crisis y una propaganda tan pensada como improvisadas son las medidas anunciadas, que se supone que deberían ser lo importante pero que, como siempre en el caso de este Gobierno, son tan sólo una excusa para el relato.

Un relato, por cierto, teñido de patriotismo barato, que presume de no se sabe muy bien qué valores y que resulta hilarante –nos reímos por no llorar, eso sí– en boca de un Gobierno que está vendiendo la soberanía nacional y la dignidad del país a sus socios separatistas en cómodos plazos. Ahora nos van a dar lecciones sobre defender "lo nuestro" los que entregan sin pudor la soberanía, la Constitución o el idioma común, por poner sólo unos ejemplos, sólo para poder permanecer en el poder unos meses más con cada nueva cesión.

Volviendo a los aranceles, al final han bastado un par de horas para que uno de los sectores más afectados por las medidas de Trump, el del vino, desnude la vacuidad y el sinsentido de la pomposa respuesta de Moncloa: sus pérdidas puede ser millonarias y no hay un mercado alternativo que pueda sustituir al americano. Lo peor es que esas empresas, que son parte del tejido productivo más innovador y capaz de España, pueden darse por abandonadas: el Gobierno va a estar muy ocupado en la propaganda como para encontrar la fórmula de ayudarlas.

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