
La casta política europea, especialmente la que ostenta el poder en Europa, tiende a traicionar a su electorado. Hace medio año en las elecciones al Parlamento Europeo, la mayoría de la ciudadanía votó opciones racionales, basadas en los intereses de los Estado nacionales, que cuestionaban radicalmente la agenda globalista montada por unos burócratas que solo atienden a sus intereses personales. Sin embargo, las tramas burocráticas y antidemocráticas de la casta política dirigente se lo montaron de tal modo que siguen malgobernando la mayoría de las instituciones europeas, empezando por la Comisión Europea. Es el lado oscuro del poder que hace compañeros de viaje político a un fulano del PP con otro del PSOE, uno de la CDU con otro del SPD, en fin, lo de siempre en una Europa corrupta, acobardada y sin ideas. Su cabeza visible es la señora Ursula von der Leyen.
¿Cuándo acabarán estos engaños? ¿cuándo podremos votar individuos y no partidos corruptos? ¡Quién lo sabe! Quizá el cambio real, sí, los electores ya se han manifestado por otra política diferente a la de la casta política globalista, tenga más pronto que tarde repercusión en las instituciones políticas. Tiendo a pensar que la llegada al poder de Trump y los resultados electorales del domingo pasado en Alemania tendrán efectos sobre las políticas de la Unión Europea. Acelerarán, sin duda alguna, las consecuencias, insisto, de los cambios que ya se han producido en toda Europa. El electorado quiere una Europa de Estados-Nacionales y no un conglomerado supranacional a libre disposición de gente tan deslegitimada en sus naciones como el señor González Pons y la señora Ribera…
¿Qué pasó en Alemania el domingo pasado? Lo previsto por todos los institutos de opinión y encuestas europeos: la segunda fuerza más votada ha sido AfD. Un partido radicalmente democrático, cuyo programa político coincide en lo sustancial con el de Trump en EE.UU., que las castas políticas dominantes y sus terminales mediáticas tratan de desprestigiar con insultos y barbaridades. En verdad, quien trata de deslegitimar a AfD llamándole partido de extrema derecha está retratándose como un extremo ignorante o algo peor, un totalitario. Los medios de comunicación carecen de categorías morales y, sobre todo, políticas para entender lo que está pasando. Por eso, su lenguaje es tan corto como sus mentes.
¿Qué significa AfD al lado de las otras fuerzas políticas? Sencillo, es el único partido que ha crecido en liderazgo, ideas y votos. Su lider, Alicia Weidel, nada más conocer los resultados se ofreció para gobernar en coalición con Merz, un tipo que odiaba a Merkel y estuvo alejado de la política nueve años. Regresó para iniciar una nueva etapa, pero que al rechazar la oferta generosa de la señora Weidel quedó como un "cochero", o peor, negó la evidencia, no trae nada nuevo y sólo sigue a su predecesora Merkel. Y, lo que es peor, ha traicionado a su electorado, porque si la CDU-CUS (la democracia cristiana para entendernos) se mantiene como partido ganador, no es por otra cosa que por inspirarse en el programa base de AfD. Sí, la democracia cristiana alemana copió, en fin, mimetizó, durante toda la campaña electoral, lo defendido por AfD hace años, a saber, fin a las demenciales políticas migratorias de la Merkel, fin a la locura del radicalismo ecologista de los Verdes y, en fin, recuperación de la idea la nación alemana en la Unión Europea.
Si Merz no gobierna con AfD está traicionándose a sí mismo y, por supuesto, traicionando a un electorado que rechaza de modo ostensible al SPD, la socialdemocracia alemana. Si Olaf Scholz (SPD) y Friedrich Merz (CDU-CSU) tuvieran una mínima capacidad de autocrítica, o sea de autolimitación a la hora de ejercer el poder, no conformarían un gobierno que está en contra de la opinión dominante de los alemanes. ¡La Gran Coalición no es sólo una gran traición Alemania sino que su exportación a Europa es la gran ruina de la Unión Europea!
