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Políticos de izquierdas y el 'Ojo de la aguja'

Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un socialista o un comunista reconozca algo mal hecho.

Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un socialista o un comunista reconozca algo mal hecho.
Errejón. | LD/Agencias

Les sonará a ustedes un tal Jesucristo que, entre otras muchas cosas, hace unos 2.000 años, dijo aquello de que "es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un rico entre en el reino de los cielos". Seguramente, Jesucristo dijo aquello porque aún no habíamos tenido la desgracia de que nadie inventase el comunismo y el socialismo. De lo contrario, seguramente había cambiado la frase por la de que "es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un socialista o un comunista reconozca algo mal hecho".

Y esta frase que, a falta de su reflejo en los textos bíblicos, podemos hoy proclamar como universal e inmortal, puede ser apoyada por un porcentaje altísimo, abrumador diría, de las noticias que cada día encontramos en la crónica política de este país que, por ahora, seguimos llamando España.

Estamos en los prolegómenos de la celebración del 8-M, esa trola macabea inventada por la izquierda para sacar rédito político de desigualdades que existieron y ya no existen y enfrentar a la población por cuestiones que ya no son actualidad. Y en este preámbulo, la lluvia fina de lo noticiable nos muestra a señores que se dejaban la piel criminalizando al hombre porque éste "es un lobo" para la mujer; porque el abuso, la discriminación y la agresión sexual por su parte es una constante cotidiana; porque su posición de liderazgo, según ellos, le llevan al constante abuso hacia el otro cincuenta por ciento de la población. Y ahora hemos descubierto que, mientras representaban ese chusco y casposo papel, se convertían en su propia antítesis a la hora de cerrar la puerta, de echar el pestillo o de bajar la bragueta.

Porque también hemos escuchado en estos días aquello que José Luis Ábalos le decía a Risto Mejide hace unos años, asegurando que él no había pagado nunca por sexo y que ello no le proporciona ningún placer, extraño esto de estar tan seguro de que no, no habiéndolo probado. Y como lo hacía el otro día Dieter, yo también me pregunto cuál será el eslogan de sus partidos, de Sumar, de Podemos, del PSOE de Ábalos y de Tito Berni, que ahora ya parece que nunca ha existido, y de ese andaluz y almeriense al que llamaba "el gallo del corral", el gran Sobalecio Gutiérrez Salinas; y si todos éstos, junto a Monedero, Errejón y muchos más, van a seguir sosteniendo pancartas el 8-M.

Pero claro, habiendo vivido, como hemos vivido este fin de semana el XV Congreso del PSOE de Andalucía, intensa sublimación de la trola y el trampantojo universal, ¿de qué podemos extrañarnos? ¿De qué nos vamos a extrañar, si hemos escuchado a ese otro cuentista profesional, el infausto Zapatero, afirmar sobre Manuel Chaves y José Antonio Griñán que son "dos personas honestas, muy decentes, que lo fueron y que lo son; y así lo reconocemos y proclamamos"?

Si alguien que ha sido secretario general de ese partido se expresa en idénticos términos al que lo es ahora, en referencia a dos señores condenados por el caso de choriceo numéricamente más relevante en la historia de España, tras la investigación de un amplio grupo de profesionales de la judicatura y la ratificación de todas las instancias judiciales, ¿qué demonios podemos esperar del socialismo, del comunismo y en general de la izquierda? Pues eso, lo del ojo de la aguja. Al fin y al cabo, seguramente Jesucristo ya se lo vio venir hace veinte siglos.

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